El diálogo se produjo la víspera, en una jornada en la que también lo hizo con el mandatario de la República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi.
Aunque las notas de la Presidencia sobre ambas conversaciones solo hicieron alusiones generales a su contenido, las tensiones crecientes entre la RDC y Ruanda, así como el papel asumido por Angola de mediador en los conflictos en el área, llevan a pensar que este fue el tema principal.
El pasado 22 de enero el ministro de Comunicación y Medios de la RDC, Patrick Muyaya, catalogó al presidente ruandés como el mal de la región de los Grandes Lagos.
El también portavoz del Gobierno congoleño, en entrevista concedida a la televisora francesa France 24, dijo que Kagame se dedica a desestabilizar a sus vecinos, obligándolos a aunar esfuerzos para llevar la paz a la región.
Las declaraciones se refirieron no solo a las diferencias entre Kinshasa y Kigali, sino también con otros países, entre los que mencionó a Burundi, que cerró su frontera con Ruanda para protegerse de su “vecino belicista”.
“No es sorprendente ver resurgir este asunto, porque forma parte de su estrategia permanente para desestabilizar a sus vecinos”, afirmó el ministro Muyaya.
Añadió que existe un diálogo de alto nivel entre la RDC y Burundi para aunar esfuerzos y restablecer la paz en la zona, y además comentó el apoyo de una fuerza regional de la Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC), desplegada desde el 15 de diciembre con tropas y material en el este del país.
Este cuerpo armado acompañará a las Fuerzas Armadas nacionales en la lucha contra los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo, quienes son armados y apoyados por Ruanda, aseguró.
“No se trata de formar una alianza contra Ruanda, porque tenemos que disociar a los ruandeses del presidente ruandés, pero la idea es conseguir una región de los Grandes Lagos en paz, donde todas las poblaciones puedan moverse económicamente y sin miedo a ser molestadas”, dijo Muyaya.
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