Por Karina Marrón González
Corresponsal jefa en Angola
Vinimos a ganar nuevamente, declaró confiado a Prensa Latina el comandante de la agrupación, Poly Rocha, horas antes de exhibir el espectáculo con más de 800 personas participantes, con el cual aspira a retener la corona alcanzada en el 2023.
Correspondió a un jurado de 21 miembros evaluar el desempeño de esa agrupación cultural del distrito de Rangel y de otras 12 de la clase A, que se presentaron el lunes 12 de febrero en la conclusión de un desfile donde estuvo el presidente, João Lourenço, acompañado por otras figuras del Gobierno.
Antes transitaron por la avenida 13 conjuntos de la clase B y 17 infantiles (domingo y sábado, respectivamente), quienes compiten por el primero, segundo y tercer lugar en cada una de esas categorías.
Siete elementos son valorados para otorgar los premios: alegoría, canción, danza, panel, falange de apoyo, corte y comandante; y donde ninguno es superior al otro, según explicó Rocha.
“El carnaval es un todo. Solo el hecho de nosotros entregarnos le da una connotación especial. El carnaval es una expresión cultural tradicional y un momento donde se pueden lograr cosas increíbles. El día de carnaval todo es posible: puedes reír, llorar, ponerte ropa rasgada, cambiarte los zapatos, hacer lo que no haces a diario”, afirmó.
LA FIESTA POR DENTRO
“Cada vez es más difícil entrar al desfile y sostener el proyecto que se ha llevado de generación en generación”, confesó el comandante de União Recreativo do Kilamba a Prensa Latina.
Hablaba de las horas dedicadas al ensayo y la preparación, pero desde días anteriores al jolgorio en los medios de prensa también se comentaba sobre la necesidad de que el carnaval angoleño logre un mayor autofinanciamiento, pues las subvenciones estatales son insuficientes y muchas veces llegan tarde.
El propio ministro de Cultura y Turismo, Filipe Zau, insistió en declaraciones a la Agencia Angoleña de Prensa en la importancia de convertir estas fiestas, que se realizan en todo el país en febrero, en una atracción para el turismo.
Toda cultura tiene en sí misma un atractivo para el turismo, por eso es necesario incentivar estas actividades, señaló, y acotó que esa cartera continuaría trabajando en este empeño a través de políticas y otras acciones.
No obstante, la esencia está en preservar y defender los valores culturales que identifican a estas comparsas de otras en el mundo y a estas fiestas de otras que igualmente acontecen en distintas latitudes.
El carnaval de Luanda, principal vitrina de Angola, tiene que ser un espectáculo cada vez más alegre, colorido, de mayor calidad, si quiere provocar el interés de los viajeros (nacionales e internacionales), para que esto luego mueva la atención hacia los barrios y el proceso de preparación, dijo a Prensa Latina la angoleña Leocadia de Almeida.
Vecina del distrito urbano de la Maianga, en la capital, asegura adorar el carnaval, por eso considera que se le debe prestar mayor atención al desarrollo cultural en los barrios de forma permanente y no solo cuando llega la fiesta.
“Se trabaja mucho para lograr la presentación de 822 personas en el caso de esta agrupación”, detalló Rocha.
“Los ensayos casi siempre comienzan del 15 de octubre hasta el carnaval, pero la producción se inicia antes. El carnaval es en febrero, tomamos marzo y abril de descanso y ya en mayo comenzamos a proyectar, a organizar nuestra próxima presentación”, añadió el comandante de União Recreativo do Kilamba.
La preparación conlleva desde la selección del tema y la forma de representarlo, y la composición de la canción central, hasta el ritmo escogido para danzar, casi siempre de la tradición angoleña, por lo que son comunes semba, kazucuta, cabecinha, sambalage o dizanda.
Este año, en la edición 46 del carnaval de Luanda se rindió homenaje a músicos ilustres, a los Héroes del 4 de Febrero que iniciaron la lucha armada por la independencia, y a la selección nacional de fútbol Palancas Negras, que llegaron hasta cuartos de finales en la Copa Africana de Naciones.
Otros asuntos fueron los valores históricos y culturales de la Isla de Luanda, la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa, la protección del medioambiente y la diversificación de la economía, en particular la agricultura.
Este último fue el seleccionado por União Recreativo do Kilamba, que bajo el lema Nuestro suelo, nuestras riquezas, abordó el desarrollo sostenible y la agricultura en especial, “un sector al cual el Ejecutivo le ha prestado mucha atención para poder en poco tiempo conseguir intentar erradicar el hambre y la pobreza”, comentó Rocha.
ENTRE LA TRADICIÓN Y LA MODERNIDAD
Según el historiador británico David Berminghan, con una obra reconocida sobre Angola, la aclamación popular por el carnaval es tan antigua como la propia ciudad de Luanda, aunque el motivo de la celebración cambiara a lo largo de los siglos.
Los registros oficiales hablan de que entre 1920 y 1930 ya se celebraba la fiesta al ritmo de diversos estilos musicales en los que se reflejaban los mitos, hábitos y costumbres de los pobladores, si bien se considera que se trata de una tradición introducida por los colonizadores portugueses.
El festejo se afianzó en la sociedad angoleña en general, pero sobre todo en la provincia de Luanda, donde los desfiles de comparsas por los barrios atraían a las personas.
Para Conceição Neto el carnaval es alegría y fiesta, por eso asiste cada año; en tanto, para Isabel Tanda, quien lleva una máscara como suele ocurrir por estas fechas, se trata de una expresión nacional de cultura y de orgullo por el lugar de donde se es, por eso vino a apoyar al grupo União Jovens da Cacimba, del distrito de la Maianga.
Con formatos especiales en 2021 y 2022, debido a la pandemia de Covid-19, y la suspensión en 1993 por el conflicto armado, el carnaval de Luanda acumula en su versión más reciente 45 años, en los que ha experimentado transformaciones.
Fernando Domingos, vecino de Benfica, extraña la época en que las fiestas llegaban a las comunidades y se vivía el ambiente de bromas, maquillaje de fantasía, música y bailes, que hacía que los pobladores acompañaran a sus grupos hasta el lugar de la presentación.
“Ya no es lo mismo”, apuntó Leocadia de Almeida, quien consideró que el cambio de lugar para los desfiles restó concurrencia y apoyo a la fiesta.
“Antes era frente al Banco Nacional de Angola (Avenida 4 de Febrero, conocida como Marginal). Ahora cambió mucho, aquí viene poca gente, a esta hora (13:30 pm) antes ya estaba todo lleno”, dijo en alusión a la participación en el escenario de la Nueva Marginal, donde se desarrolla desde hace poco tiempo.
Quizás en esa nostalgia por las comunidades estén algunas de las claves para hacer crecer al carnaval angoleño, que con sus historias de reinas y sirenas, de luchas y desafíos; con sus ritmos autóctonos y bailes, resiste la tentación de parecerse a una muy cercana, contagiosa e internacional pasarela de samba.
arb/kmg