Consideró que hay una responsabilidad general por aquellas muertes y agregó que “Lamentablemente tenemos una democracia muy frágil, que no es representativa de los altos intereses del país y esto nos hace pensar en que tenemos que hacer una renovación de la esencia de la democracia”.
Citó al papa Francisco, en el sentido que la mejor política es buscar el bien común y planteó que “Tenemos que dejar un país más justo y reconciliado. Los gobernantes, los poderes del Estado no gozan de la credibilidad de la población, hay una distancia y una ruptura” entre ambas partes.
En una entrevista con el diario La República, la autoridad eclesiástica señaló el hecho que, pese al tiempo transcurrido desde las protestas de diciembre de 2022 a marzo de 2023, las muertes no se han esclarecido.
Se refirió al tema al revalidar una declaración anterior en la que opinó que Perú “es una debacle”, aunque esta vez añadió que mantiene la esperanza porque está convencido de que “hay una reserva moral, una fuerza moral para salir delante de situaciones como las de hoy”.
Añadió que cree que el Estado peruano dará respuestas a los familiares de las víctimas, aunque acotó que “siempre he escuchado que una justicia que tarda no es justicia».
Barreto insistió de otro lado en considerar que el indulto otorgado en diciembre pasado al exgobernante Alberto Fujimori -condenado a prisión por crímenes de lesa humanidad- contribuye a la impunidad.
“La ley es para todos. Cuando una ley es para favorecer a una persona o a un grupo, es injusta. Y la Iglesia no puede callar ante la injusticia, sea social, sea legal. Estamos viviendo todavía ese llorar por las víctimas civiles, policiales y sale este indulto”, manifestó.
Expresó por otra parte su satisfacción porque, tras su renuncia al arzobispado de la ciudad centroandina de Huancayo, por haber cumplido 80 años, fue designado presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, región con la que está identificado.
Propugnó “un proyecto de país, donde los pueblos originarios de la Amazonía, las comunidades campesinas de los Andes y las hermanas y hermanos que viven en situaciones de extrema pobreza sean los primeros en la construcción de una sociedad inclusiva, justa y fraterna”.
Desestimó críticas de quienes “me dicen que yo me meto en política, y la verdad es que todos somos políticos; aquel que no se involucre en esta búsqueda del bien común no puede decirse que es cristiano”.
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