El suceso tuvo lugar cuando miles de personas de un campamento de desplazados, quienes huyeron de la violencia en el septentrional estado de Borno, sacudido por ataques de los grupos terroristas Boko Haram y Estado Islámico en África Occidental (ISWA), acudieron el jueves a recibir suministros humanitarios.
Algunos de esos ciudadanos entraron en pánico después de la Policía disparar gases lacrimógenos para dispersarlos, mientras que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) manifestó su preocupación por los hechos y extendió su apoyo a las autoridades para asistir a los heridos.
Por otra parte, el Ejército notificó la liberación de más de un millar de personas detenidas por su supuesta pertenencia a Boko Haram y al Estado Islámico ISWA, tras determinar que no es así y sin especificar el tiempo de su arresto, difundió el diario Vanguard.
El portavoz castrense, Onyema Nwachukwu, declaró que ‘estos sospechosos estuvieron bajo custodia mientras se les investigaba’ y los considerados inocentes quedaron libres.
Según el vocero, esos individuos no eran antiguos combatientes de Boko Haram, como se señaló un medio de difusión, cuyos responsables ‘querían impresionar al público’, y reiteró que todos los detenidos ‘eran sospechosos, no excombatientes’.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirmó el mes pasado que el conflicto en el nordeste nigeriano causó –directa e indirectamente- más de 350 mil muertos durante los últimos 12 años, una cifra 10 veces superior a los cálculos tomados en cuenta hasta ahora y con gran incidencia humanitaria.
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