La edificación, ubicada frente a la Plaza de Mayo -esa que las madres y abuelas hicieron suya para reclamar por la desaparición de sus seres queridos durante la dictadura de 1976-,no tiene pérdidas a la hora de visitar la bella ciudad de Buenos Aires y acoge a cientos de personas en sus famosos recorridos de los fines de semana, con acceso gratuito.
Por dentro es amarilla. Sí, amarilla, y eso fue lo primero que llamó la atención de esta redactora cuando entró a la sede del Poder Ejecutivo de la República y quedó impresionada por la belleza del lugar, inmortalizado en centenares de imágenes y también en los sucesos más importantes de este país austral.
Con una larga historia, la Casa Rosada se levantó en donde otrora radicó, en 1580, el Fuerte de Buenos Aires y posteriormente la residencia de virreyes españoles.
Tras acoger a las autoridades de los sucesivos Gobiernos patrios, lo que es hoy la monumental estructura surgió de la fusión de la sede presidencial y el Palacio de Correo, el cual opacaba sensiblemente la fachada del inmueble, por lo que el entonces presidente Julio Argentino Roca solicitó en 1882 un proyecto de ensanche y reparaciones.
Para unirlos, el arquitecto italiano Francisco Tamburini, el mismo que creó el maravilloso Teatro Colón, proyectó un gran arco central en la entrada de Balcarce 50, cuya construcción finalizó hacia 1890.
Muchas son las curiosidades y leyendas sobre la hermosa Casa Rosada, sitio de interés para aquel que viaje a estas tierras.Por ejemplo, el fallecido Roque Sáenz Peña fue el único mandatario que vivió en su interior, de 1910 a 1914.
Es uno de los edificios más transformados de la ciudad. Tal es así que si cualquiera se fija bien nota que no es simétrica.
Entre sus peculiaridades se encuentra el llamado Salón Blanco, rodeado de puertas falsas recubiertas con espejos, pensado para dar una sensación de mayor amplitud.
Se cuenta que el presidente Domingo Faustino Sarmiento es el responsable de que actualmente sea de color rosado.Hay dos teorías: una de ellas se debe a la fusión simbólica de dos partidos, unitarios y federales. Los primeros, asociados al blanco, y los segundos, al rojo.
La mezcla dio como resultado la tonalidad final. La otra es que simplemente decidió embellecer la sede del Poder Ejecutivo y se empleó la técnica principal de pintura de ese tiempo: el uso de sangre bovina y cal para dar más durabilidad.
Quizás, uno de los espacios más emotivos al visitar el inmueble, por donde han pasado tantos presidentes, además del acceso al despacho del mandatario de turno y el de la vicepresidencia, es el salón dedicado a la fallecida Eva Perón.
Desde allí se accede al balcón del primer piso, testigo de intervenciones de gobernantes en momentos cumbres de la historia de la nación. Con esa perspectiva, la Plaza de Mayo resulta imponente.
Además, la Casa Rosada ha sido escenario de grandes despedidas, como el reciente sepelio del legendario futbolista Diego Armando Maradona. El edificio sigue ampliándose y hace poco tiempo, por decisión del presidente Alberto Fernández, quedó reinaugurado el Salón de las Mujeres Argentinas.
(Tomado de Orbe)
















