El rotativo citó al general Kenneth F. McKenzie, jefe del Mando Central de Estados Unidos, quien se negó a comprometerse a poner fin a la última baza militar que le queda a su país sobre los talibanes: los ataques aéreos.
El 31 de agosto fue la fecha previamente dada por los funcionarios como límite para tales ataques, precisó el Times.
El reciente avance de los insurgentes en territorio afgano supone la toma de más de la mitad de los distritos del país, y ahora amenaza sus principales ciudades.
Pero una serie de ataques aéreos de los estadounidenses la semana pasada demostró a los insurgentes que el Ejército norteamericano es aun una potente amenaza en el campo de batalla, a pesar de la casi completa salida de las tropas.
‘No voy a poder comentar nada sobre el futuro de los ataques aéreos de Estados Unidos después del 31 de agosto’, dijo el general McKenzie a los periodistas tras reunirse con el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, y sus ayudantes ese mismo día, recordó el Times.
El secretario de Defensa, Lloyd J. Austin III, dijo a los periodistas recientemente que después de agosto próximo, el Ejército de su país se centraría en los ataques antiterroristas contra Al Qaeda y el Estado Islámico.
El Pentágono cuenta con importantes medios aéreos en el golfo Pérsico y el Medio Oriente, desde donde se realizan las actuales misiones.
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