Durante un encuentro con el vicepresidente de Sudán del Sur, James Wani Igga, el mandatario egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, estimó necesario un pacto sobre el llenado y funcionamiento de la obra, precisó un comunicado.
Consideró que dicho convenio garantizará los derechos de desarrollo y preservará la seguridad hídrica egipcia.
El gobernante afirmó días atrás que Egipto y Sudán, la otra nación crítica del proyecto, pueden alcanzar un pacto con Etiopía sobre el tema.
No obstante, advirtió que su país tiene el poder económico y militar para imponer su voluntad y defender sus intereses.
Tenemos varias opciones y las consideraremos de acuerdo con la situación y las circunstancias en el momento, recalcó.
La tensión escaló este mes tras el anuncio de Addis Abeba del inicio de la segunda fase de llenado de la presa, una decisión cuestionada por El Cairo y Jartum, cuyos gobiernos reclaman que esa acción no debió comenzar sin un acuerdo entre las partes porque temen una caída sustancial de su acceso al agua del río.
La GERD, que producirá unos seis mil 450 megavatios, es una fuente de conflicto desde el inicio de su construcción hace una década.
Para esta nación, el llenado unilateral de la GERD amenaza su cuota de agua del Nilo, del que depende casi por completo el consumo humano, la agricultura y la industria nacional, en un territorio con más de 100 millones de habitantes.
Por su parte, las autoridades de Addis Abeba consideran la presa clave para abastecer de energía eléctrica a los más de 110 millones de habitantes de Etiopía e impulsar así el desarrollo socio-económico del Estado africano.
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