‘Eso es contrario a la realidad’, aseguró el secretario de prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores de Belarús, Anatoli Glaz, a la agencia de noticias TASS.
Manifestó que en las denuncias de la UE no existe ‘ni un deseo genuino de resolver el problema, ni lógica, ni sentido común, solo acusaciones y amenazas estereotipadas sin fundamento’.
Según el portavoz de la Cancillería local, tanto los altos funcionarios europeos como las autoridades lituanas ‘destruyeron con sus propias manos de manera sistemática y deliberada el sistema de interacción fronteriza con Belarús, creado durante muchos años’.
Indicó que Vilna suspendió de manera unilateral los contactos con las contrapartes belarusas competentes, además de que rompió de manera pública todos los vínculos entre las agencias de aplicación de la ley, previstos por acuerdos bilaterales.
Glaz denunció las acusaciones infundadas del alto representante europeo de Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, a pesar de los intentos ‘reiterados y persistentes’ de Minsk por efectuar consultas migratorias a través de los pocos canales existentes.
‘Nuestras propuestas, como otras iniciativas en áreas importantes para todos, quedaron sin respuesta’, explicó.
El secretario de prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores de Belarús aclaró que ‘incluso ahora no se escucha una sola voz en la UE a favor de un diálogo dirigido a una solución conjunta del problema que surgió’.
Subrayó que el bloque europeo pasa por alto cuidadosamente las razones reales que provocan flujos masivos de inmigrantes irregulares desde Iraq y otros países donde Occidente tiene intereses mercantiles.
‘Los refugiados y los inmigrantes huyen a la Unión Europea no solo y no tanto a través de Belarús, hay muchas de esas rutas’, argumentó.
Más de cuatro mil indocumentados fueron detenidos en la frontera entre Belarús y Lituania desde principios de año, cifra superior en casi 50 veces más que en todo 2020.
En declaraciones públicas en mayo pasado, el presidente belaruso, Alexandr Lukashenko, preguntó si valía la pena que el país continuara sirviendo como barrera para el tránsito fronterizo de inmigrantes irregulares, a pesar de la presión política de Occidente.
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