La ciudad nipona de Hiroshima marcó este viernes un nuevo aniversario de su bombardeo atómico por parte de Estados Unidos, y su alcalde instó a los líderes mundiales a pasar de la disuasión nuclear al fomento de la confianza, y de paso, a que Japón se una al tratado de la ONU para prohibir las armas nucleares.
En la ceremonia anual, reducida nuevamente este año por la omnipresente pandemia de Covid-19, el alcalde Kazumi Matsui exigió al gobierno nipón la firma y ratificación inmediata del tratado que entró en vigor en enero pasado.
Matsui enfatizó también que su ciudad, ubicada en el oeste de Japón, nunca dejará de preservar los hechos de la catástrofe y promover una cultura de paz mundial.
Las 08:15 de la mañana del 6 de agosto de 1945 marcó el momento en el que, literalmente, se detuvieron para siempre los relojes de Hiroshima, como recordatorio de una catástrofe que en la actualidad puede repetirse con consecuencias mucho más devastadoras debido al poderío nuclear de Estados Unidos y otras naciones que desde aquel mismo momento se unieron a la carrera armamentista mundial.
En su discurso por este nuevo aniversario del bombardeo, el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, enfatizó la necesidad de perseverar con iniciativas realistas hacia el desarme nuclear, en medio de un ambiente de seguridad severo y diferencias cada vez mayores entre las posiciones de las naciones sobre el tema.
Y es que precisamente en las divergentes posiciones de los países sobre la no proliferación de armas nucleares radica el riesgo de un nuevo holocausto; el silencio de Hiroshima debería ser -de una vez y por todas- el grito que finalmente haga entrar en razón a los que todavía ven en la guerra la paz del futuro.
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