Precisó el sitio que el Center For A New American Security (CNAS) abrió sus puertas a los mejores corresponsales de seguridad nacional, al tiempo que recibe enormes fondos de la industria armamentística, el Pentágono y el Departamento de Estado.
Imagínese un país en el que no hay separación entre el gobierno, el ejército y los medios de comunicación. Muchos estadounidenses pensarían en China, Rusia o Corea del Norte, pero es una descripción perfecta de Estados Unidos de hoy, señaló.
El CNAS, considerado el principal tanque pensante de política exterior del Partido Demócrata, es financiado por el Departamento de Estado y el Pentágono y recibió más dinero de las empresas armamentísticas en los últimos años que cualquier otro tanque pensante de Washington.
Ese grupo recibe fondos, además, de las compañías petroleras, los grandes bancos y los gobiernos de derecha, básicamente las fuerzas más destructivas del planeta, puntualizó The Grayzone.
Al menos 16 exalumnos del CNAS ocupan ahora puestos clave en el Pentágono y el Departamento de Estado de la administración Biden.
Precisó que durante más de veinte años, el corresponsal del New York Times en Washington, David Sanger, impulsó implacablemente los engaños para embaucar al público para lograr apoyo a la agresión y la guerra de Estados Unidos.
Mensajes como las armas de destrucción masiva en Irak hasta las mentiras sobre el intento de Irán de crear armas nucleares y las afirmaciones sin pruebas de las agencias de inteligencia sobre los ciberataques rusos, formaron parte de las acciones violatorias obvias de la ética periodística más básica, subrayó.
Destacó que algunos periodistas se confabularon en la presunta filtración del laboratorio de Wuhan, China, del virus de la Covid-19, con lo que ‘no sólo justifican la agresión y la guerra, sino que también ayudan a generar enormes beneficios para los financiadores del CNAS’.
La publicación señaló que varios reporteros del New York Times, del Washington Post y de Foreign Policy laboran en el CNAS y la mayoría de las veces carecen de pruebas que sustenten sus mensajes.
Pese a algunas denuncias sobre estas acciones como una de la revista The Nation hace más de una década, el matrimonio entre los medios de comunicación y el aparato de inteligencia militar no hizo hecho más que aumentar, puntualizó Grayzone.
Como resultado directo, subrayó, la política estadounidense viró hacia la derecha, las agencias de espionaje ganaron un poder sin precedentes y la nueva guerra fría aceleró.
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