Los enfrentamientos entre pastores de la comunidad choa, pescadores musgum y granjeros locales provocaron las víctimas y no cesan, lo cual preocupa al concierto internacional, conforme con el Alto Comisionado de ONU para los Refugiados (Acnur).
Más de 11 mil personas emigraron a Chad desde el inicio de las hostilidades el 10 de agosto, según las últimas estimaciones de Acnur, que solicitó a la comunidad internacional prestar especial atención a los incidentes que destrozan la convivencia.
Esa violencia la origina la lucha por los recursos de la región de Extremo Norte y es considerada bastante inusual en Camerún, si se compara con hechos ocurridos en otros Estados de la cuenca del lago Chad, además fuertemente afectados por agresiones de grupos terroristas.
La anterior ocasión en que se reportaron enfrentamientos intercomunitarios en territorio camerunés fue en la localidad de Missika, en 2019, y solo arrojaron un occiso, recordó el Alto Comisionado.
En su actualización el Alto Comisionado destacó que 18 mil 300 personas huyeron de sus hogares y de ellas los 11 mil que llegaron a Chad –un 85 por ciento mujeres y niños, y en la práctica la mayor parte de los hombres son ancianos–, a quienes se suman siete mil 300 esperando migrar desde localidades fronterizas.
Los desplazados denunciaron la crueldad de los combates entre comunidades, los cuales arrasaron casi una veintena de poblados, y las duras condiciones de su permanencia en territorio chadiano, que les imponen dormir a la intemperie, mientras es escasa la ayuda humanitaria.
‘Existe una necesidad urgente de alojamientos temporales porque la mayoría de los recién llegados son mujeres y niños expuestos a una amplia gama de peligros’, declaró la representante adjunta de Acnur en N’Djamena, Iris Blom.
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