Al menos cuatro grupos proponen soluciones a la conducción del país, luego que el pasado 7 de julio un comando armado asesinó en su residencia al mandatario Jovenel Moïse y baleara a su esposa Martine Étienne.
Antes del terremoto del 14 de agosto, que mató a dos mil 207 personas y empujó a decenas de miles a refugios improvisados, el Gobierno de Ariel Henry propuso un documento que establece una hoja de ruta de 29 puntos.
El texto también mantiene al neurocirujano al frente de la administración y propone luchar contra la corrupción, fortalecer el sistema judicial y celebrar elecciones.
La víspera el titular se reunió con representantes de 200 organizaciones para analizar el acuerdo y discutir sobre la gobernanza en el periodo actual.
‘Trabajemos juntos para encontrar un acuerdo político válido, una forma de crear condiciones para que podamos hacer elecciones locales, legislativas y presidenciales’, dijo el titular poco después del encuentro.
De manera paralela, la Comisión para la búsqueda de una solución haitiana a la crisis divulgó un proyecto de consenso al que deben sumarse las organizaciones sociopolíticas.
La conferencia de este grupo, organizado en el hotel Montana de esta capital, fue frustrada por activistas que antes se comprometieron para situar al actual presidente del Senado, Joseph Lambert, al frente del país.
Según los individuos no existe otro acuerdo que firmar, pues el parlamentario es el mandatario reconocido por el Senado.
Para acrecentar la confusión, la plataforma Nou ap mache pou lavi (Marchamos por la vida), junto al influyente Sector Democrático y Popular (SDP) y otras asociaciones, discuten posibles soluciones a la crisis sin adherirse a los tratados antes mencionados.
‘El SDP sigue luchando por un acuerdo político inclusivo basado en las demandas del pueblo haitiano’, aseguró su portavoz, el abogado André Michel.
Todo ello ocurre en medio del deterioro del clima social, el aumento de los secuestros y las medidas a adoptar para enfrentar la crisis humanitaria generada por el terremoto que afectó a más de 650 mil personas, según datos oficiales.
A pesar de las promesas de unión del primer ministro que llegó al poder, tras una pugna con su antecesor Claude Joseph, las esperanzas de un consenso se disipan y resurgen las amenazas de intensas protestas que podrían desestabilizar aún más a la pequeña nación, opinan expertos.
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