En declaraciones en el Parlamento, el gobernante conservador admitió que la decisión viola la promesa hecha por su partido durante la campaña electoral de 2019 de que no habría un incremento de impuestos, pero afirmó que el impacto financiero de la pandemia de Covid-19 lo dejó sin opciones.
Acepto que esto rompe nuestro compromiso de campaña, y no es algo que decida a la ligera, pero una pandemia global no estaba contemplada en ningún manifiesto, argumentó.
Según explicó Johnson, a partir de abril próximo todos los empleados y empleadores deberán pagar 1,25 por ciento más a la hora de aportar al Seguro Nacional, como se le conoce en el Reino Unido a la seguridad social.
La medida, dijo, permitirá recaudar 12 mil millones de libras esterlinas (16,5 mil millones de dólares) anuales para mejorar la asistencia social y ayudar a disminuir el retraso causado por la Covid-19 en la atención hospitalaria.
La propuesta de reforma, que según trascendió será sometida a votación mañana miércoles, fue criticada tanto por parlamentarios conservadores como por opositores.
Para los primeros, se trata de una traición a la promesa del partido de no recurrir al alza de impuestos, mientras que para los segundos se trata de una medida desesperada resultante del mal manejo de la pandemia por parte del gobierno.
El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, por ejemplo, acusó a Johnson de intentar poner un ‘esparadrapo’ sobre una herida abierta infligida por los propios conservadores.
El director del Instituto de Estudios Fiscales, Paul Johnson, declaró, por su parte, a la emisora Radio 4 de la BBC que el incremento del impuesto a la seguridad social para financiar las reformas a la salud pública y la asistencia social no es la solución adecuada.
En opinión del experto, en su lugar se debió, por ejemplo, gravar las ganancias para hacer que los más ricos paguen más.
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