Realmente (la aspiración al puesto) se debe a que quiero continuar mis esfuerzos como presidente aunque deje de ser la persona que da las órdenes, dijo el mandatario al manifestar por segundo día la decisión de nominarse a la vicepresidencia, pues la Constitución le impide reelegirse.
El dignatario, de 76 años, oficializó ayer sus intenciones de optar por la segunda magistratura de la nación luego que el senador Christopher ‘Bong’ Go, a quien había dado como su favorito, declinara nominarse como presidente.
La confirmación de Duterte como candidato a la vicepresidencia se vio reforzada este jueves cuando su hija, Sara Duterte-Carpio, alcaldesa de la ciudad de Davao, declaró no estar interesada en postularse para un cargo más alto en las elecciones generales del próximo año.
No me presentaré porque ambos (ella y su padre) acordamos que solo uno de nosotros se postularía a un puesto nacional en 2022, dijo.
De 43 años, Duterte-Carpio no despejó del todo las presunciones sobre sus verdaderas intenciones de optar por la presidencia de Filipinas y no pocos conocedores del complicado entramado de la política local estiman que tiene a la presidencia en el colimador.
Según las encuestas, oportunidades no le faltan, pues en todas las realizadas este año encabezó las intenciones de voto pese a no ser miembro del PDP-Laban.
En los comicios de 2016 Duterte se mostró en un principio reacio a postularse para la jefatura del Estado y solo fue a última hora cuando sustituyó al más probable candidato de su partido. Analistas locales estiman que la hija podría repetir el guion, con un desenlace probablemente similar.
Duterte-Carpio aún tiene un mes para despejar sus dudas, o las ajenas, pues el plazo para presentar las candidaturas se abre en octubre.
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