Najib, quien se desempeñó en el cargo desde 2011 hasta 2018, fue declarado culpable de corrupción hace unos meses y sentenciado a 12 años de cárcel por malversación de fondos.
Sin embargo, su partido, la Organización Nacional de Malasia Unidos, aseguró el cargo de primer ministro y los opositores temen que sus líderes con impugnaciones penales obtengan clemencia una vez que recuperaran el control.
Najib, quien negó haber actuado indebidamente y apeló el veredicto, todavía es miembro del Parlamento, pero la Constitución le prohíbe participar en las elecciones a menos que obtenga un indulto.
Sin embargo, en declaraciones publicadas la víspera, dijo que su descalificación está sujeta a interpretación, aunque no especificó cómo podría sortear las barreras constitucionales.
Además, declaró que había discutido con el actual primer ministro, Ismail Sabri Yaakob, un posible papel para él en el gobierno, aunque aclaró que su prioridad era limpiar su nombre.
Expertos aseguran que Najib solo puede postularse si tiene éxito en su apelación, recibe un indulto real o si el rey usa su discreción para eliminar la descalificación a pesar de que la condena sigue vigente.
Según las acusaciones, el fondo estatal 1MDB, del cual Najib era cofundador, robó más de cuatro mil 500 millones de dólares, algunos de los cuales fueron a las cuentas bancarias del exprimer ministro.
Igualmente, el todavía legislador enfrenta más de 40 cargos de abuso de poder, lavado de dinero y otros delitos relacionados principalmente con 1MDB.
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