Durante una reunión en esta capital con el presidente interino del país norteafricano, Mohammed Minfi, la jefa de Gobierno abogó por que los ‘mercenarios extranjeros salgan de allí cuanto antes’.
El futuro libio lo debe determinar su ciudadanía y no la influencia extranjera, dijo Merkel quien habló sobre los preparativos para las elecciones previstas para el 24 de diciembre en ese territorio.
Merkel prometió a Minfi continuidad en la relación bilateral tras la transición que ocurrirá en Alemania luego de la designación del nuevo canciller federal.
El pueblo libio necesita un medio de vida razonable. La estabilización no se logrará si hay necesidades y falta de abastecimiento, indicó la jefa de Gobierno alemán al ratificar su apoyo económico al país africano.
En 2011 Alemania asumió como mediador con el pretexto de poner fin a la injerencia de otros estados en el conflicto libio.
La tensión escaló en 2014, cuando las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar, comandante del autoproclamado Ejército Nacional, intentaron ocupar Trípoli, la capital, asiento de las autoridades reconocidas entonces por la comunidad internacional.
Bajo el auspicio de la ONU, 75 delegados libios en representación de diversas facciones y territorios, eligieron en febrero último un Gobierno de transición, encargado de dirigir a esa nación árabe hasta la celebración de los comicios de diciembre venidero.
Las pérdidas debido a la guerra civil del 2011 al 2020 ascendieron a un billón (millón de millones) de dólares y la reconstrucción costará alrededor de 111 mil millones en los próximos 10 años, según el ministro de Estado para Asuntos Económicos de ese país, Salama Al Ghoweil.
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