El mandatario llegó este sábado a Jartum para reunirse con Al-Burhan, encuentro que estuvo centrado en examinar vías dirigidas a reactivar las negociaciones en torno a la represa, actualmente detenidas, y perfilar posiciones comunes.
Según el diario Ahram, tanto el gobernante egipcio como su anfitrión coincidieron en la necesidad de firmar un trato de carácter vinculante acerca del llenado y el funcionamiento de la megaobra, además abogaron por una mediación internacional en la disputa que dura más de una década.
Con anterioridad delegados sudaneses propusieron la creación de un cuarteto internacional para tales fines, el cual estaría conformado por representantes de Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas y la Unión Africana (UA).
De acuerdo con esa iniciativa, la UA presidida ahora por la República Democrática del Congo, lideraría dicho proceso.
Luego de fallidos intentos para conseguir un consenso, la UA logró sentar nuevamente a las partes a la mesa de conversaciones, pero las mismas concluyeron sin el deseado trato.
Tanto El-Sisi como Al-Burhan reiteraron este sábado su rechazo a cualquier acción unilateral, en repuesta a los anuncios de Addis Abeba sobre una segunda fase de llenado del depósito, el mayor de su tipo en África, con la llegada de la temporada de lluvias a partir de julio.
El Cairo teme que la puesta en funcionamiento del colosal proyecto limite el flujo del Nilo, insuficiente ya para satisfacer las demandas de sus más de 101 millones de habitantes.
Con tierras en dos continentes, el territorio árabe depende del legendario río -su único curso de agua- para la agricultura, la acuicultura, la generación de electricidad, el transporte fluvial, incluso el turismo.
Mientras Addis Abeba afirma que es su derecho explotar ese recurso transfronterizo en beneficio del desarrollo propio, al mismo tiempo descarta perjuicios para los restantes Estados ribereños.
La primera fase de llenado de la presa, criticada por Egipto y Sudán, ocurrió en julio de 2020.
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