Integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, considerados los países con mayor poderío económico cuando fue creado (1975), el G7 manifestó su preocupación por la situación social en la septentrional región y la presencia allí de militares eritreos.
La proclamación del Grupo no comprende las importantes medidas adoptadas por nuestro gobierno para abordar plenamente las necesidades urgentes en ese territorio, denuncia el texto de la cancillería etíope.
Son palpables y han sido reconocidos los avances desde que la aplicación de la ley llegó a la región y continúan los esfuerzos para lograr la estabilidad absoluta, añade.
La Administración Provisional, junto con el Gobierno Federal, trabaja incansablemente para hacer que la estructura de gobernanza vuelva a funcionar plenamente, explica.
Conjuntamente, precisa, fue concedido acceso irrestricto a la ayuda humanitaria y a los medios de comunicación, y también se permitió la investigación conjunta de las violaciones de derechos humanos por parte de expertos internacionales.
Asimismo, subraya, las tropas de Eritrea que cruzaron la frontera en respuesta a provocaciones del Frente de Liberación Popular de Tigray, iniciaron la retirada, y la Fuerza de Defensa Nacional se hizo cargo de la vigilancia de esa zona.
Pese a estas medidas, los recursos que deberían haberse obtenido de la comunidad internacional para enfrentar los desafíos humanitarios y de desarrollo siguen siendo demasiado bajos, señala la comunicación.
El Gobierno hace todo lo posible para llegar a más de 4,2 millones de personas y, si bien aprecia honestamente las inquietudes expresadas, es evidente que el suministro de ayuda alimentaria y medicinal debe ser el meollo de las expresiones de preocupación, afirma.
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