Si bien el Pentágono no divulgó cuántos efectivos quedan aún en la nación centroasiática, sí dijo que el repliegue culminará totalmente a finales de agosto, un poco antes de lo previsto.
El viernes pasado, los norteamericanos entregaron a las fuerzas de seguridad afganas la base aérea de Bagram, en el norte de Kabul, donde radicaba el principal centro de operaciones militares de Washington en ese país.
El proceso de repliegue terminará en medio de serias advertencias de algunos altos jefes militares y civiles del peligro del comienzo de una guerra civil apenas se marche la agrupación bélica norteamericana.
Desde el anuncio de la retirada, medios de prensa reportan que el movimiento talibán tomó el control de 188 de los 407 distritos del país, mientras otros 135 se encuentran en disputa.
Se espera que Estados Unidos mantenga al menos unos 650 militares para proteger a la embajada, aunque funcionarios del Departamento de Estado dijeron a la cadena CNN que revisan con urgencia los planes para evacuar dicha sede de ser necesario debido al aumento de las acciones de los talibanes.
El mandatario estadounidense, Joe Biden, anunció la salida de sus efectivos a mediados de abril, casi 20 años después de la intervención en ese país en una supuesta cruzada contra el terrorismo.
La guerra de Afganistán, que comenzó en octubre de 2001, tras los ataques a las Torres Gemelas, en Nueva York, es la más larga de la historia de Estados Unidos y en ella perdieron la vida más de dos mil 300 soldados norteamericanos.
Un artículo publicado este sábado por el diario The Washington Post señala que ‘el sufrimiento es aún mayor para Afganistán, con estimaciones que muestran que más de 66 mil soldados afganos murieron y más de 2,7 millones de personas se vieron obligadas a huir de sus hogares, principalmente a Irán.
msm/avr