Los agricultores, con insignias y banderas de sus sindicatos, viajaron en buses escoltados por la Policía desde sus lugares habituales de manifestación en las entradas de la capital hasta el sitio conocido como Jantar Mantar, reflejó el portal News Click.
La Policía estableció un anillo de seguridad alrededor del centro de Delhi y mantuvo una estrecha vigilancia sobre la circulación de vehículos.
El vicegobernador de la urbe, Anil Baijal, otorgó un permiso especial para que no más de 200 agricultores se manifiesten diariamente desde este jueves en Jantar Mantar, a pocos metros del complejo del Legislativo, hasta el próximo 9 de agosto.
Los agricultores lanzaron consignas exigiendo al gobierno la eliminación de las tres leyes, mientras los gendarmes colocaron barricadas a ambos lados.
Equipos policíacos vigilan las vías que conducen al lugar de la protesta, mientras personal de la Fuerza de Acción Rápida, una unidad especializada de la Fuerza de Policía de la Reserva Central, montó guardia en la zona, llevando escudos antidisturbios y porras.
Un cañón de agua y puertas con detectores de metales también fueron desplegados en el puesto de la manifestación.
El Samyukt Kisan Morcha, organismo que agrupa a los sindicatos de agricultores que protestan contra las tres leyes agrarias, se comprometió a cumplir todas las normas de contención de la Covid-19 y afirmó que la revuelta será pacífica.
Es la primera vez desde la concentración de miles de tractores en la capital durante el Día de la República, el pasado 26 de enero, que las autoridades conceden permiso a los sindicatos del sector para manifestarse en la principal ciudad del país.
Varios miles de agricultores protestan desde noviembre de 2020 en tres puntos de entrada a Nueva Delhi -Singhu, Tikri y Ghazipur- contra tres leyes agrícolas que, según denunciaron ellos, abren los mercados agrícolas del país a las grandes empresas privadas.
Los campesinos temen, asimismo, que las nuevas normas del gobierno desmantelen el régimen de precios mínimos de apoyo con el cual el Estado compra sus cosechas.
Una docena de rondas de conversaciones entre miembros del gobierno y los sindicatos agrarios no lograron romper el estancamiento y las negociaciones cayeron en un punto muerto tras la última reunión el pasado 22 de enero.
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