El texto señala que como saben todos desde el 27 de julio el norte y el sur de Corea tomaron la medida de reactivar todas las líneas de comunicación y enlace entre ambas partes suspendidas durante más de un año.
A continuación señala que ‘dentro y fuera del Sur de Corea se explica a su capricho su significación y se circula una opinión sobre la Cumbre norte-sur, lo que es, a mi parecer, un juicio precipitado’.
Considero, refiere la comunicación, que no se debe atribuir más significación que la reconexión de las vías de comunicación y enlace no es más que un reenlace físico y añade que ‘El prejuicio torpe y la interpretación infundada podrían causar, por el contrario, la desesperación’.
Basta de entender mi opinión si evocan el transcurso de los tres años pasados en que las relaciones entre el norte y el sur sufrieron altibajos y crisis indeseadas por nadie, también después de ser publicado por los Máximos Líderes de ambas partes coreanas un acuerdo sensacional como la declaración conjunta, refiere el texto.
En estos días me llegan las noticias malhumoradas de que se podrán desarrollar como lo predeterminado los ejercicios militares conjuntos entre los ejércitos de Corea del Sur y Estados Unidos.
Ni una vez hemos discutido sobre el tamaño y la forma del entrenamiento militar. En mi opinión, ese simulacro en el tiempo de viraje tan importante como ahora, devendrá un preludio que corre a contrapelo de la voluntad clara de los Máximos Líderes de ambas partes coreanas, de recuperar la confianza, y que pone un obstáculo en la marcha de las relaciones norte-sur.
Nuestro gobierno y ejército observarán agudamente que en agosto, la parte sureña volvería a desarrollar los ejercicios de guerra contra nosotros o tomaría una decisión audaz, subraya la funcionaria y terminan preguntándose: ¿Deseo o desesperación?, la opción no se tomará por nosotros.
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