Investigadores de la Universidad de Birmingham, Reino Unido, determinaron que el insecto, utilizado en investigaciones de neurociencia, prioriza alimentarse después de ser privado de ambas acciones debido a la memoria de aprendizaje, situación en la que hipotéticamente el hombre podría reaccionar de forma similar.
Sherry Cheriyamkunnel, investigadora del estudio, destacó que los hallazgos en el laboratorio pueden revelar los mecanismos fundamentales que subyacen a la toma de decisiones comunes a muchas especies, pero difíciles de evaluar en mamíferos mediante sistemas experimentales, citada por la revista Current Biology.
Los científicos mantuvieron a las moscas machos alejadas tanto de la comida como de las hembras y luego se les ofrecieron, para descubrir posteriormente que el apareamiento era anulado constantemente por el hambre así como el punto de inflexión del comportamiento se producía después de unas 15 horas de inanición.
Una vez alimentados, encontraron que los insectos dirigían su atención al cortejo, a veces en solo unos segundos, continuó la publicación.
A continuación, el equipo utilizó herramientas genéticas para etiquetar las neuronas del cerebro con marcadores fluorescentes, además de encender y apagar una pequeña cantidad de esas células para probar los efectos sobre el comportamiento.
Esta tecnología de precisión les permitió identificar las neuronas activadas mientras tomaban decisiones sobre qué priorizar y descubrir que la elección de comportamiento no fue absolutamente fija y puede ser afectada por el contexto.
Teniendo en cuenta esos resultados, los investigadores pueden comprender mejor cómo funcionan los cerebros más complejos y qué sucede cuando fallan en condiciones como la adicción, el Parkinson o la enfermedad de Alzheimer, patologías que comprometen los procesos de toma de decisiones en el órgano humano.
Por otra parte, la bióloga Sharmila Bhattacharya, del Centro de Investigación Ames de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) y sin participación en el estudio, comentó que genéticamente hablando, los humanos y las moscas de la fruta son sorprendentemente parecidos.
‘Alrededor del 61 por ciento de los genes de enfermedades humanas que se conocen tienen una contrapartida identificable en el código genético de las moscas de la fruta, y el 50 por ciento de las secuencias proteínicas de la mosca tiene análogos en los mamíferos’, afirmó Bhattacharya.
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