El TPLF (siglas en inglés) cometió otra de sus atroces acciones y, como sucede casi siempre, entre sus víctimas hay niños y ancianos, aseguró el director general de la Oficina de Asuntos de Comunicación de esa jurisdicción étnica, Gizatchew Muluneh.
Su criminalidad no es nueva, es parte de su naturaleza destructiva. Ya asesinó a sacerdotes, personas mayores, mujeres y chicos indefensos, sin ningún escrúpulo, en nuestro territorio, en Afar y en el propio Tigray, declaró Muluneh en una comparecencia pública.
Sabemos que muy pronto perpetrará otras matanzas en las zonas a donde penetró como bandido, si no comienzan ahora mismo operaciones contra su cruel beligerancia, comentó, e instó a los medio de comunicación a exponer los actos inhumanos del Frente.
Toda la comunidad internacional, dijo, debe conocer cuáles son las barbaries cometidas por este grupo para que comprenda mejor la realidad y actúe en consecuencia.
En noviembre de 2020, el Frente atacó al ejército federal en Tigray y el primer ministro Abiy Ahmed respondió con una ofensiva militar para neutralizarlo y restablecer la legalidad en la demarcación.
Desde entonces comenzaron procesos judiciales contra líderes del grupo, declarado terrorista por el Parlamento y presunto responsable de violaciones de los derechos humanos, antes y después de la agresión.
A finales de junio último, el gobierno decretó un armisticio para facilitar las labores agrícolas y garantizar la asistencia humanitaria, pero la organización lo rechazó e incrementó sus agresiones, principalmente contra civiles, afirman acusaciones oficiales.
Como consecuencia de sus maniobras, desde finales de junio hasta ahora, entre 500 mil y 700 mil ciudadanos fueron desplazados de sus hogares en Afar y Amhara, aunque alrededor de cinco millones sufren alguna afectación, de acuerdo con informes gubernamentales.
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