Con cuatro puntos, titulado ‘El desarrollo de etapas únicas de la lucha y estrategias, tácticas y direcciones de nuestra próxima resistencia (Volumen 2)’, el texto es presentado por Ethiopian News Agency, que asegura fue filtrado a los medios de comunicación.
Entre otras precisiones relativas a la intención de desmantelar el estado etíope, indica que el ataque del 3 de noviembre pasado, contra el Comando Norte de la Fuerza de Defensa Nacional, fue planeado con el propósito de provocar el caos.
Asimismo, detalla explícitamente las intenciones de la organización declarada terrorista por el Parlamento, de derrocar al enemigo, en alusión al Partido de la Prosperidad, ganador en las elecciones generales de junio último, y su líder, el primer ministro Abiy Ahmed.
Expone, además, sus propósitos de promover desorganización en las fuerzas militares federales, escaladas de tensiones, ataques políticos, supuestas negociaciones con las autoridades e insurrecciones populares armadas, para crear desconfianza entre los simpatizantes del gobierno.
El documento, que insiste en la necesidad de incitar al levantamiento popular con mínimo costo humano y material, trasciende al unísono de una carta abierta de Ahmed al presidente de Estados Unidos, Joen Biden.
Por medio de la misiva, el premier acusó a la administración norteamericana de no adoptar una posición firme contra la criminalidad del Frente, y reiteró la disposición de su gobierno a trabajar por la dignidad, seguridad y desarrollo de Etiopía.
Cuado en noviembre de 2020 el TPLF atacó al ejército federal en Tigray, el Premio Nobel de la Paz-2019 respondió con una ofensiva militar para neutralizarlo y restablecer la legalidad en la demarcación.
Desde entonces comenzaron procesos judiciales contra varios líderes del grupo, acusados de violar los derechos humanos antes y después de la agresión.
A finales de junio último, el gobierno decretó un armisticio para facilitar las labores agrícolas y garantizar la asistencia humanitaria, pero la organización lo rechazó e incrementó su beligerancia, principalmente contra civiles en los estados de Afar y Amhara, afirman acusaciones oficiales.
Desde entonces hasta ahora, como consecuencia de sus maniobras más de 700 mil ciudadanos fueron desplazados en esas regiones, aunque alrededor de cinco millones sufren alguna afectación, de acuerdo con informes gubernamentales.
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