La alianza de nuestros enemigos no es producto de una mera propaganda. El propósito de estas fuerzas es claro. Están dispuestos a destruir toda una nación, no a construirla, aseguró por medio de un mensaje.
Publicado para honrar a las víctimas del ataque del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) al Comando Norte de las Fuerzas de Defensa Nacional el 3 noviembre de 2020, el texto declara que ese golpe “no fue un simple intento de despojar a Etiopía de sus armamentos de defensa”.
Para el Premio Nobel de la Paz-2019, fue un atentado traidor y fatal, una ataque atroz cometido directamente contra Etiopía, una asalto astuto y plagado de malicia.
Según subrayó, “no hay nadie que haya ejercido el nivel de crueldad contra Etiopía como el del grupo terrorista”.
“No solo se volvieron contra sus propios camaradas y los mataron mientras eran los más vulnerables, sino que también despojaron de sus ropas a los cadáveres y los arrojaron a campo abierto como forraje para las fieras”, aseguró el premier.
Los objetivos del grupo eran avergonzar y castigar al Comando Norte, haciendo que sus miembros se sintieran débiles e indefensos, y crear desconfianza y discordia dentro de las fuerzas, agregó.
El Comando Norte, dijo, agrupa a “amharas, oromos, sidamas, wolayitas, afaris, gambellas, gurages, hadiyas y otras naciones y nacionalidades, organizadas para proteger el país”, y resaltó que “nunca ha tenido malas intenciones contra la región de Tigray y su gente”.
La historia emitirá su juicio en el futuro. El cobarde quedará registrado como cobarde, y el malvado como tal. Las generaciones venideras recordarán a los terroristas por su traición. Por el contrario, los nombres de nuestros héroes caídos estarán inscritos para siempre en oro, manifestó.
En respuesta al ataque al Comando Norte, el 4 de noviembre pasado Ahmed ordenó desplegar tropas en Tigray para reducir al Frente, acusado de violar los derechos humanos, entre otros muchos delitos, y declarado terrorista por el Parlamento.
En menos de 30 días el ejército tomó el control de Mekele, capital del estado, pero líderes y miembros del TPLF escaparon e iniciaron la reorganización del grupo en zonas contiguas.
El Frente aprovechó en junio último un armisticio gubernamental para volver al territorio y, además, extender las hostilidades a las regiones de Afar y Amhara, donde personas, ganados, cultivos, escuelas, centros asistenciales, campamentos para desplazados e incluso mezquitas son blancos de su criminalidad.
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