Un gran número de ciudadanos reclutados de manera ilegal recibía preparación en el campamento, ubicado exactamente en Adi Bukray, lugar que ganó triste notoriedad porque a mediados de noviembre pasado vivió una semana de masacres y destrucción de infraestructuras.
Desde finales de octubre último, el ejército federal reporta con frecuencia operaciones militares como consecuencia del incremento de la ofensiva contra emplazamientos del TPLF (siglas en inglés), aunque la organización divulga que sus objetivos son los asentamientos urbanos y rurales.
En las semanas recientes, siempre según dispares reportes del gobierno, fueron destruidos puestos de mandos, bases utilizadas para entrenar soldados, almacenar armas y confeccionar uniformes militares falsos, entre otras instalaciones.
La guerra en Tigray estalló el 4 de noviembre de 2020, cuando el TPLF atacó el Comando Norte de las Fuerzas de Defensa Nacional y, en respuesta, el primer ministro Abiy Ahmed ordenó desplegar tropas en la región para restablecer el orden constitucional.
Antes de finalizar ese mes, el ejército tomó el control de Mekele, la capital de la región, pero algunos líderes y miembros del grupo escaparon e iniciaron un proceso de reorganización en zonas contiguas.
El Frente, acusado de varios delitos y declarado terrorista por el Parlamento, aprovechó un armisticio decretado a mediados de este año por el gobierno para volver a la jurisdicción y, además, extender su campo de acción a las regiones de Afar y Amhara.
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