Según anunció entonces el ministro de Justicia, Gedewon Temotiwos, esa disposición tiene el propósito de proteger a la población civil del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) y salvaguardar la integridad de la nación.
A propósito de la decisión, cualquier persona sospechosa de tener una gran relación con miembros del TPLF (siglas en inglés) puede ser detenida sin orden de arresto.
También, entre otras acciones, las fuerzas de seguridad podrán realizar redadas al azar y confiscar armas no registradas, en tanto cualquier publicación será prohibida si sus textos muestran algún apoyo moral a la organización.
Hasta ahora, la vida en Etiopía transcurre con tranquilidad y no trascendieron reportes periodísticos de movimientos beligerantes en territorios de la nación donde las Fuerzas de Defensa Nacional no sostienen enfrentamientos armados contra el Frente.
Para algunos observadores, la alianza del TPLF con el Frente de Liberación Oromo, considerada una radical e influyente organización opositora, conminó al gobierno a implantar la emergencia.
Otros, sin embargo, califican de principales factores la escalada de las hostilidades desde octubre último y una declaración del portavoz del TPLF, Getachew Reda, quien aseguró que el grupo capturó Kombolcha y Dessie, ciudades estratégicas del estado regional de Amhara.
Las autoridades federales reconocieron el intento de invadir Dessie, pero aseguraron que la localidad y sus alrededores permanecen en manos de la seguridad etíope.
Desde el 4 de noviembre de 2020 el gobierno sostiene un enfrentamiento contra la organización, acusada de infringir las leyes y violar los derechos humanos, entre otros delitos, y declarada terrorista por el Parlamento.
La guerra estalló después del ataque del TPLF, la noche del 3 de noviembre, al Comando Norte de las Fuerzas de Defensa Nacional y, en respuesta, el primer ministro, Abiy Ahmed, ordenó desplegar tropas en Tigray para restablecer el orden constitucional.
En menos de 30 días el ejército tomó el control de Mekele, capital de la región, pero líderes y miembros del grupo huyeron e iniciaron un proceso de reorganización en zonas contiguas.
El Frente aprovechó un armisticio decretado en junio último por las autoridades federales para volver al territorio y, además, extender su beligerancia a las regiones de Afar y Amhara.
mem/raj
















