Para los investigadores fue lamentable descubrir que las fallecidas en ese estado son más propensas a ser asesinadas que a perder la vida por consecuencias relacionadas con los embarazos propiamente, como hemorragias, trastornos en la placenta u otras causas médicas.
La tasa de homicidios es un 16 por ciento mayor entre quienes tienen entre 10 y 44 años y esperan un hijo, indicó Nature que publicó también cómo la mortalidad materna está aumentando en Estados Unidos.
Entre los factores que propician esa problemática, según la revista, están el deficiente acceso a la atención médica, el personal mal capacitado para emergencias obstétricas y la atención deficiente brindada a las mujeres negras debido al racismo en la práctica clínica.
En ese sentido, el estudio señala que las afroestadounidenses embarazadas tienen un riesgo casi tres veces mayor de ser asesinadas.
Estados Unidos no cuenta con una política nacional implementada contra la violencia de género y a su vez es la nación industrializada con mayores niveles de violencia armada, lo cual -según analistas- explica por qué ser madre se vuelve tan peligroso, sobre todo para los sectores sociales más vulnerables.
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