Recientemente se han incrementado los esfuerzos para sofocar al agresor TPLF (siglas en inglés) en todos los frentes, dijo el portavoz del Gobierno, Legesse Tulu, durante una conferencia de prensa.
En la última semana, el grupo lanzó una amplia gama de ofensivas en distintas áreas, pero fue derrotado en todas ellas y, como resultado, murieron entre 10 mil y 15 mil de sus integrantes, aseguró.
La coalición de fuerzas aliadas ha estado revirtiendo efectivamente el avance de la organización. En particular, la mayoría de los miembros del Frente fallecieron o capitularon en las áreas de Wereilu, Kemisse y Mille, detalló.
Tulu afirmó que como los insurgentes “ahora están sufriendo enormes pérdidas en los principales frentes”, las autoridades federales “exhortaron a todas las fuerzas todavía activas a rendirse inmediatamente ante la Fuerza de Defensa Nacional” para evitar mayor derramamiento de sangre.
Asimismo, acusó a algunos medios de comunicación de “difundir continuamente propaganda contra el gobierno e intentar empañar la imagen de las fuerzas de seguridad, tras fracasar el intento del grupo de disolver el estado etíope”.
Están intensificando la falsa narrativa de que el gobierno utiliza la comida como arma de guerra y que los tigrayans son arrestados por su origen étnico, como parte de la difusión de información falsa, denunció.
Aquí en la ciudad capital, manifestó, la policía apunta únicamente a los miembros y partidarios del TPLF y también de Shene, dos organizaciones que fueron declaradas terroristas por el Parlamento.
No se han realizado arrestos por el origen étnico de esas personas, sino por sus actos y operaciones. Por lo tanto, el gobierno quiere dejar en claro que las acusaciones en ese sentido son infundadas, aseveró.
También relató algunas agresiones del otrora partido gobernante en Tigray contra más de siete millones de personas en Afar y Amhara desde junio último e instó a la comunidad internacional a condenarlas y solicitar la retirada de esos estados regionales.
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