Conocido por casi todos los habitantes del planeta, resulta un producto ligado culturalmente a la historia y al progreso de muchos países. Aunque su descubrimiento fue en el año 300 en Etiopía, no fue hasta después de 1714 que comenzó a tostarse para prepararlo y consumirlo como infusión.
Luego de pasar a la península arábiga sobre el año 1500 apareció en Europa, donde el café se hizo muy popular bajo la denominación de Vino Árabe, para convertirse en una bebida altamente estimulante por su contenido de cafeína, una sustancia psicoactiva.
Actualmente es la segunda bebida más comercializada del mundo y la más consumida después del agua, cuyo secreto tal vez esté en ser un producto ancestral, apetitoso, solicitado y prestigioso, ubicado entre los de mayor calidad en el mundo.
La planta se cultiva en países tropicales y subtropicales, donde la temperatura y el suelo son apropiados para su crecimiento y altos rendimientos, lo cual depende además de la variedad botánica y el proceso de beneficiado.
Hoy más de 25 millones de fincas familiares en unos 80 países siembran alrededor de 15 mil millones de cafetos, cuya cosecha termina en los millones de tazas de la bebida que se consumen a diario.
El café está en la lista de los renglones que sostienen a la economía a nivel mundial, al generar más de 15 mil millones de dólares para los países exportadores y brindar alrededor de 20 millones de empleos en la cadena cafetalera, de acuerdo con las estadísticas de la Organización Internacional del Café (OIC).
LA CAFICULTURA IMPULSA ECONOMÍAS
El cultivo, procesamiento, comercio, transporte y comercialización del café tiene una importancia crucial para la economía y la política de muchas naciones en desarrollo.
Su cultivo se extiende por 11 mil millones de hectáreas de tierra, situadas en cuatro continentes y 80 países, de los cuales 45 son responsables de más del 97 por ciento de la producción mundial.
Muy lejos de su lugar de origen, Latinoamérica junto con el Caribe son las regiones productoras de café de mayor importancia mundial, por obtener más de 60 millones de sacos al año.
Los primeros lugares por países se ubican en Brasil, Vietnam, Colombia, Indonesia y Etiopía, que juntos, en el 2020 lograron volúmenes ascendentes a 131,7 millones de sacos de 60 kilogramos.
De acuerdo con el último informe de la OIC, se estima que la producción total de ese grano a nivel global -para la temporada 2020/2021- será de 169 mil 63 millones de sacos, de los cuales 99 mil 24 millones corresponderán a la variedad arábica y el resto a robusta, las que más se siembran y venden.
En cuanto al consumo en 2020/21 se prevé un crecimiento del 1,9 por ciento, a 167,01 millones de sacos, aún un 0,3 por ciento más bajo que antes de la pandemia de Covid-19.
No obstante, el alivio de las restricciones y las consiguientes perspectivas de recuperación económica apuntan a que continuará el ascenso.
Curiosamente, cerca del 40 por ciento de la demanda de este grano se concentra en Europa y Estados Unidos, aunque ninguno de los dos son productores a escala comercial.
DRÁSTICOS GIROS: PANDEMIA Y CAMBIO CLIMÁTICO
A pesar de que la Covid-19 no afectó la producción de este aromático grano, porque el campo no se detuvo, sí redujo el consumo el pasado año, al provocar el cierre de cientos de tiendas, hoteles, cafeterías y restaurantes en todo el mundo, como lo hicieron emblemáticas cadenas como Starbucks y KFC, dada la inmovilidad de personas y los confinamientos.
Tal como lo indicó el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) es cierto que subió su uso en casa, pero se produjo un giro drástico a cafés más baratos y al instantáneo, debido a que los consumidores redujeron sus gastos.
A ello se suman, como consecuencia de la pandemia, interrupciones y desabastecimientos en la cadena logística de las exportaciones: transitarias, navieras, elevados fletes marítimos y disponibilidad de contenedores, aspectos que obstaculizan el flujo del comercio con una crisis de abarrotamiento en los puertos.
De igual forma este sector es muy sensible al cambio climático, el cual pone en considerable riesgo la superficie idónea para el cultivo.
Esto se solucionaría con acceso a información, tecnologías, financiamiento, e investigación y desarrollo para generar mejores prácticas agroecológicas y variedades resistentes al clima.
Pero el recorrido del café hacia sus degustadores es más largo y pasa por un cuidadoso proceso para garantizar la calidad del grano en las ventas al exterior.
Desde 1961 la OIC instituyó un código de identificación para la bebida aromática destinada a la exportación, cuya finalidad era aplicarlo al sistema de cuotas existente en aquel momento.
Hoy, esa codificación resulta una herramienta estadística importante y única, pues permite identificar los sacos de manera individual: país de origen, exportador y número de embarque correspondiente a dicho exportador.
Otro dato curioso es que los años cafeteros transcurren del 1 de octubre al 30 de septiembre, y la nomenclatura de cada embarque inicia el conteo desde 0001 cada año y desde ese punto se realizan los análisis de la comercialización.
Los mercados del café son diversos y su demanda puede tomar en cuenta varios elementos: verde, tostado, soluble, descafeinado, los importadores de notoriedad, tarifas e impuestos, valor añadido…
Pese a su larga data de consumo, ese néctar no se mantuvo inmune a las afectaciones ocasionadas por la pandemia de la Covid-19, un periodo caracterizado por la alta volatilidad del producto.
RECUPERACIÓN NETA
La OIC subrayó en septiembre que los precios del café alcanzaron subidas récords, y marcaron un precio promedio mensual de 1,70 dólar por libra, lo que representa un aumento del 6,2 por ciento frente al 1,60 de agosto de 2021.
Datos recientes de ese organismo indican que en el transcurso del año se han registrado incluso cotizaciones superiores a los dos dólares, no vistas desde 2014, en tanto se prevé que continúen así hasta el cierre del corriente.
Tales valores confirman –en el año cafetero 2020/21– una recuperación neta de los bajos niveles experimentados en los últimos tres años.
Así, el total de ventas de todas las formas de café efectuadas por los países exportadores a sus destinos fue, en agosto de 2021, de 10,1 millones de sacos de 60 kilogramos, el mismo que en agosto de 2020.
Se calcula que las exportaciones acumuladas entre septiembre de 2020 y agosto de 2021 fueron de 129,55 millones de sacos de 60 kg, lo que representa un aumento del 2,1 por ciento con respecto a los 126,85 millones de sacos registrados entre septiembre de 2019 y agosto de 2020.
Tales cifras confirman al café como uno de los productos primarios más valiosos, segundo en valor durante muchos años, superado únicamente por el petróleo como fuente de divisas para los países en desarrollo.
En ellos la comercialización de esa bebida representa una parte sustancial de sus ingresos en divisas, en algunos casos más del 80 por ciento.
Pero los altibajos del mercado no son la preocupación fundamental de sus muchos consumidores, pues ellos solo buscan el elixir para iniciar una larga y quizás compleja jornada laboral, la solución de un conflicto o el término de una exitosa negociación junto con amigos y allegados.
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