Delicioso aroma, acidez agradable, mucho cuerpo y dulzura delicada, son atributos que lo distinguen entre los mejores del mundo.
Esta combinación, afirma Porras, produce una taza exquisita y balanceada que compite en cada región del país, al punto de obtener ocho perfiles de una complejidad especial.
La variedad de microclimas de la tierra del Quetzal, con patrones de lluvia altamente beneficiosos, suelos ricos en minerales y abundantes fuentes de agua, aportan sus bondades en cada región.
El cultivo está presente en los 22 departamentos, en 204 de los 340 municipios (60 por ciento), un equivalente al 2,8 por ciento del territorio nacional.
Pero detrás de este complejo proceso está la mano de más de 125 mil familias, que en su mayoría mantienen micro, pequeñas y medianas empresas, al punto que la caficultura genera más de medio millón de empleos anuales sostenidos y es uno de los principales sectores económicos del país.
Como valor agregado se suma el cultivo a mano, bajo la sombra de árboles nativos que generan un sistema beneficioso para el medio ambiente, y con una dedicación especial en toda la cadena productiva.
Recientemente, al presentar la nueva imagen de la caficultura, el presidente Alejandro Giammattei definía al café como motivo de orgullo. “…Gran embajador que ha llevado por el mundo el sabor de la calidad y del buen gusto. Cada grano, tostado a la perfección y convertido en una taza de café, es sinónimo de trabajo y desarrollo para los guatemaltecos”.
Ya desde agosto de 2018, el Acuerdo Ministerial 606-2018 establecía los “Conocimientos Tradicionales de la Caficultura” como símbolo de identidad y de gran trascendencia para el desarrollo económico, educativo, social y cultural desde la primera mitad del siglo XVIII.
El coordinador del Laboratorio de Catación y Tostaduría de la Asociación Nacional del Café (Anacafé), Juan Luis Alvarado, gusta promocionarlo así: “Se trata de cafés con mucha consistencia y un cuerpo que dejan una sensación en la boca como sedosa, una característica que los hace reconocidos a nivel mundial”.
“Por ser dulces, apunta Alvarado, no se necesita agregar ninguna sustancia», destacan simplemente por su aroma de flor del café.
VARIEDADES Y CALIDAD RECONOCIDAS
En el parque cafetalero de Guatemala se cultivan diferentes variedades de las dos especies de mayor importancia económica, con una participación del 96,4 por ciento arábica y 3,6 por ciento de Coffea Canephora.
Sin embargo, desde hace más de un siglo estas eran muy cotizadas en los mercados internacionales, y ya en 1915 se reconocía su valía, al ganar Juan José Rodríguez Luna el primer premio internacional al Mejor Café del Mundo en la exposición del grano en San Francisco.
Las mayores producciones se concentran en Santa Rosa, San Marcos, Chimaltenango, Huehuetenango, Alta Verapaz y Suchitepéquez, en conjunto el 61,5 por ciento.
Y es que las ventajas climáticas permiten cosechar más de una docena de variedades del grano, únicas en el mundo, un compendio que recoge la Guía de la Anacafé con cinco como principales.
En primer lugar, aparece la Typica, considerada la base del desarrollo de la caficultura con predominio desde sus inicios hasta la década del 50.
Le sigue Anacafé 14, originaria de Camotán, Chiquimula, un cruce natural de las variedades Catimor T-5175 con Pacamara. El resultado es una planta de alta vigorosidad, muy productiva, con grano grande, resistente a la roya, tolerante a la sequía y con una buena calidad de taza al momento de su degustación.
Sobresalen, además, Pache Común, mutación de la variedad Typica, descubierta en 1949 en la finca El Brito de Santa Cruz Naranjo, departamento de Santa Rosa; y Pache Colís, originaria de esa comunidad, del municipio Mataquescuintla, Jalapa, resultado de una hibridación natural entre Caturra y Pache Común.
Por último, Bourbón, cuya introducción data de los años 40, pero experimentos realizados en la finca Chocolá, del municipio de San Pablo Jocopilas, Suchitepéquez, permitieron su predominio sobre el cultivo de la Typica.
Se trata de una mutación entre las especies de Caturra de la variedad de Catuaí y Mundo Novo de Brasil, y es muy apreciada en la Antigua Guatemala por la calidad, de ahí que sus cultivadores tratan de mantenerla por ser una especialidad de la región.
Actualmente, la Anacafé evalúa una nueva variedad denominada F-5, pero podrían pasar hasta 40 años para que la liberen.
En esencia, porque buscan ofrecer semillas certeras en beneficio de los caficultores, según Marco Tulio Duarte, coordinador de Asistencia Técnica de la institución privada, de orden público y autónoma, con la misión de prestar servicios efectivos para lograr una producción sostenible, competitiva y de calidad.
TIEMPOS DIFÍCILES PARA LA CAFICULTURA
A finales de 2018 los bajos precios internacionales perjudicaban al 97 por ciento de los productores y ponían en riesgo la continuidad de una industria que aporta entre el 2,5 y el 3,5 por ciento del Producto Interno Bruto de Guatemala.
La crisis hizo a los caficultores producir con pérdidas, una situación insostenible en el tiempo y que llevará a muchos a abandonar esta actividad con la consiguiente afectación en su continuidad y el relevo generacional.
En estas difíciles circunstancias y como a casi todos los sectores productivos de Guatemala, la pandemia de la Covid-19 golpeó fuerte la industria, que sufrió, además, denuncias de explotación de mano de obra infantil.
A comienzos de marzo de 2020, siete fincas resonaron en Europa y el mundo por una investigación periodística de la televisora británica Channel 4 Dispatches, la cual expuso que esos lugares serían proveedores de granos para dos megacorporaciones: Starbucks y Nespresso.
Ante el escándalo que el reportaje pudiera causar, Giammattei se adelantó al tema y reunió a grandes empresarios del sector para criticar lo que llamó una campaña de desprestigio contra el café de Guatemala.
Otras acciones de apoyo ya venían caminando desde abril de 2019, cuando el Congreso emitió el Decreto Ley 04 “Ley para la Reactivación Económica del Café”, el cual traslada la fecha de vencimiento del Fideicomiso vigente desde 2001 para 2051 y deja en firme las tasas de interés sobre los créditos.
A la fecha, de acuerdo con datos de la Anacafé, el 84 por ciento de la ayuda otorgada ha sido para pequeños productores, un 15 por ciento para medianos y uno por ciento a manos de grandes empresas.
EMBAJADOR Y DESTINO TURÍSTICO
Un reciente convenio entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Anacafé permitirá la promoción del café nacional en el extranjero mediante una estrategia de diplomacia económica y comercial.
El 21 de julio de este año, el canciller Pedro Brolo y el titular de la Anacafé, Juan Luis Barrios, firmaron la renovación del documento de Cooperación Interinstitucional por cuatro años más.
La unión de esfuerzos busca llegar a mercados existentes y potenciales en voz de las representaciones diplomáticas en el exterior, a través de seminarios de transferencia de conocimientos a más de 100 embajadores y funcionarios, así como giras a unidades productivas para conocer el proceso de primera mano.
Entre los primeros éxitos, ya hubo participación conjunta con stand, presentación y degustación de café de las ocho regiones de Guatemala en el Istanbul Coffe Festival, en Turquía, durante 2018 y 2019, este último con presencia virtual por la pandemia de la Covid-19.
Similar alianza sellaron la Anacafé y el Instituto Guatemalteco de Turismo con el fin de transmitir a turistas nacionales e internacionales una cultura llena de historia, tradición y mística de trabajo.
Varios países, ferias y eventos han contado con la presencia de este producto guatemalteco, segundo exportable de la nación, como demuestra que en el año cafetalero 2020-2021 (de octubre a septiembre) se vendieran 4,76 millones de quintales de café oro (3,65 millones de sacos de 60 kilogramos), 14,42 por ciento por encima de la cosecha anterior. En total, 886,25 millones de dólares.
La idea es presentar al país de la eterna primavera como un destino con todo a la mano: gastronomía, cultura, naturaleza y, por supuesto, una aromática taza de café.
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