Varios santuarios indios de vida salvaje fungieron antaño como cotos de caza de los antiguos maharajás, y medio centenar de ellos fueron designados como reservas de tigres, con una superficie conjunta de casi 73 mil kilómetros cuadrados. La población de tigres de la India aumentó a dos mil 967, según un censo de 2018. Sin embargo, promedia unas 200 muertes al año.
Para el renombrado científico y planificador de la conservación B.C. Choudhry, la impresionante vida silvestre de la India se extiende más allá de los tigres, pues existen además en el país ranas diminutas, tortugas, ciervos manchados, osos perezosos, leopardos, elefantes y rinocerontes de un cuerno, entre otras criaturas.
India es hogar de cuatro de los cinco grandes felinos: el tigre, el león, el leopardo y el leopardo de las nieves. Desafortunadamente, el país perdió al guepardo, uno de los más eficientes cazadores de las praderas.
El elefante, con su peso de hasta cinco toneladas, en constante movimiento tanto individualmente como en manadas come hasta 400 kilogramos de vegetación al día, arrojando estiércol que fertiliza el suelo del bosque y ayuda a dispersar las semillas.
En las estribaciones del Himalaya, donde el río Ramganga – afluente del Ganges- serpentea en las selvas del Parque Nacional de Corbett, estos paquidermos mastican las mejores hierbas y se refrescan con baños de polvo y agua.
Los muy fragmentados bosques de la India albergan más de la mitad de los elefantes asiáticos en estado salvaje.
Sin embargo, la expansión de los asentamientos humanos los confina en espacios cada vez más reducidos, forzándolos a adentrarse en zonas de actividad humana, y a veces deben alimentarse de los cultivos, originando el conflicto con el hombre.
“La antaño armoniosa relación entre los elefantes y las personas se está acabando”, alertó el biólogo y conservacionista doctor Sandeep Kumar Tiwari.
Para el doctor Rahul Kaul, miembro de la organización india de conservación de la naturaleza Wildlife Trust of India, «Hay mucho más en la vida silvestre de la India que las especies emblemáticas como el tigre o el rinoceronte, aunque los esfuerzos de conservación dedicados a estos animales tienen beneficios indirectos para otras especies que comparten su hábitat, como el búfalo de agua, que ahora está restringido al noreste del país, con un puñado en Chhattisgarh.
La población de búfalos de agua ronda los cuatro mil individuos, que representan casi el 92 por ciento del total mundial.
Otro ícono es el rinoceronte de un cuerno con sus entre mil 400 y dos mil 700 kilogramos de peso, y una altura de dos metros y casi tres metros de longitud, con sus prominentes pliegues de piel gruesa.
El cuerno del rinoceronte, que suele medir de 20 a 61 centímetros y un peso de hasta tres kilogramos es la causa de su caza, pues erróneamente se cree que es afrodisíaco. Por ello, el rinoceronte de un cuerno está clasificado como especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El Parque de Kaziranga fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985 por contribuir a la supervivencia del rinoceronte de un cuerno.
El doctor Bibhab K. Talukdar, presidente del Grupo de Especialistas en Rinocerontes Asiáticos de la Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN, explica que su protección sólo es posible preservando su hábitat y ecología y recabando el apoyo de los lugareños.
Su población aumentó de 600 individuos en 1975 a tres mil 580 en 2019 gracias a una mejor protección contra los cazadores furtivos, la vigilancia contra las amenazas naturales y las provocadas por el hombre y la gestión proactiva del hábitat.
También el gaur o bisonte indio libra una batalla contra la devastación ecológica. Con una altura de más de 1,80 metros y una tonelada de peso es un animal único en muchos sentidos, pues tiene una cresta en lugar de una joroba a lo largo de la columna vertebral.
Con sus medias blancas de contraste en las cuatro patas y un cuerpo de ébano reluciente, el gaur encabeza la lista de los ungulados aunque su número disminuye, una situación peligrosa que advirtió el doctor Asad Rahmani, ex director de la Sociedad de Historia Natural de Bombay, con 40 años de experiencia en la investigación.
La mayor amenaza son las epidemias como la fiebre aftosa, la peste bovina y el ántrax. Si bien la caza furtiva es frecuente, la degradación del hábitat es otro problema, mientras se necesitan estudios a largo plazo para proporcionar métodos de conservación auténticos para el gaur indio.
Inteligente y astuto, el leopardo puede florecer en áreas donde otros grandes carnívoros no pueden. Pero la caza furtiva y la reducción de las presas impactan en estos animales, que mueren en grandes cantidades de manera regular, pese a su capacidad y agilidad para supervivir mejor que otros felinos.
Los leopardos, que presentan rosetas marcadas en su piel, mantienen una vida sigilosa y reservada, lejos de las miradas del hombre.
Vidya Athreya, ecóloga de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre, quien lleva más de una década trabajando en las interacciones entre los seres humanos y los leopardos y es miembro del Grupo de Especialistas en Felinos de la UICN, señala que el leopardo es capaz de residir y utilizar zonas de uso humano. Debido a su mayor adaptabilidad, los esfuerzos de conservación necesarios para el leopardo son diferentes a los de los tigres.
En cuanto al león asiático, el Parque Nacional de Gir, en el estado indio de Gujarat, está atravesado por tres autopistas, una línea de ferrocarril y otras carreteras más pequeñas, mientras los templos dentro del santuario atraen a miles de peregrinos cada año, dañando la tranquilidad del sitio, cuyo hábitat enfrenta riesgos de incendios forestales.
Por si fuera poco, el virus del moquillo canino causó dos docenas de muertes hace pocos años.
Volviendo al tigre, de los 40 mil ejemplares estimados hace un siglo, su número bajó a unos tres mil en 2018. Un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza y la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre halló que el animal nacional de la India perdió el 93 por ciento de su área de distribución histórica. En los últimos 10 años, los hábitats del tigre disminuyeron en un alarmante 45 por ciento.
El tigre desempeña un papel fundamental en el bienestar y la preservación de un ecosistema, ya sean los manglares salinos del Parque Nacional de Sundarbans o las espesas selvas del Parque Nacional de Dudhwa o el bosque caducifolio seco de Ranthambhore, un sitio casi perfecto para el animal nacional de la India.
Debido a que las invasiones humanas amenazan la vida silvestre, en la India se creó un sistema de parques nacionales y áreas protegidas para resguardar la biodiversidad, y entre esas iniciativas está el Proyecto Tigre, con varios parques naturales para su protección, así como diversas sociedades y personalidades que luchan por preservar su hábitat.
La Reserva de Tigres de Ranthambhore, una franja de bosque de 170 kilómetros de largo y entre 10 y 12 km de ancho, en el estado indio de Rajastán, presenta uno de los ecosistemas del tigre más secos del planeta, con temperaturas que fluctúan de uno a 48 grados centígrados y con escasas lluvias.
Las elevaciones, los ríos perennes y monzónicos, los barrancos ondulantes y las llanuras lo hacen un lugar idóneo para los ciervos, antílopes, gacelas, osos perezosos, puercoespines, erizos, monos, jabalíes, tejones, liebres, ardillas, murciélagos, cocodrilos, tortugas, serpientes, camaleones y muchas aves, incluyendo águilas, halcones, garzas, flamencos, pelícanos y cigüeñas.
A la sombra del gran tigre conviven también depredadores como el lobo, el leopardo, la hiena rayada y el zorro indio, el chacal dorado, la civeta, la mangosta y el zorro de patas blancas.
De acuerdo con la conservacionista de tigres Belinda Wright, que dirige la Sociedad de Protección de la Vida Silvestre de la India, «es importante que los tigres sean reconocidos como una especie paraguas y su hábitat esté estrictamente protegido para que todas las demás especies que viven en sus dominios estén protegidas».