Un comunicado oficial explicó que el Frente invadió los estados de Afar y Amhara después del armisticio declarado unilateralmente por el gobierno etíope en junio último, para facilitar las labores agrícolas y acelerar la distribución de productos de primera necesidad.
Según señala, el TPLF (siglas en inglés) exhibió de esa manera su oposición a la paz e integridad de la nación y gran desprecio por el pueblo, al que “utilizó como plataforma de comercio político”.
“La organización invadió la línea Abala, que es una puerta de entrada al área de Tigray para la asistencia humanitaria, y comenzó a disparar con artillería pesada, restringiendo los envíos de ayuda desde el 15 de diciembre de 2021”, apunta.
Asimismo, la acusa de utilizar más de mil camiones que viajaron al norte del territorio “para entregar alimentos y otros artículos, como vehículos para las operaciones militares en sus ataques a las vecinas Afar y Amhara, en lugar de devolverlos”.
La comunicación también asegura que “el grupo terrorista saqueó varios almacenes gubernamentales y privados con comestibles y numerosos suministros en Kombolcha y otras localidades invadidas”.
Mientras invadía las áreas de las dos regiones, saqueaba hospitales, escuelas y universidades, matando y violando a civiles, instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud permanecieron mudas, denuncia.
“Esas instituciones internacionales mantuvieron su perspectiva unilateral y sesgada en el conflicto, ignorando todo el daño que el grupo terrorista ha infligido al pueblo de esos dos estados regionales”, subraya.
El gobierno etíope, indica, “implementa diferentes medidas para garantizar que la población de Tigray reciba ayuda ininterrumpida y poner en pleno funcionamiento los 118 camiones del Programa Mundial de Alimentos”.
Continuaremos haciendo todo lo posible para garantizar apoyo a quienes lo necesitan e instamos a la comunidad internacional a apoyar nuestros esfuerzos y denunciar las operaciones criminales de la junta terrorista, reitera el texto.
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