El presidente norteamericano, Joe Biden, firmó el pasado 11 de febrero una orden ejecutiva que permite a su gobierno disponer de siete mil millones de dólares del Banco Central de Afganistán, congelados tras el regreso al poder de los talibanes. La orden estipula que el dinero retenido se dividan en tres mil 500 millones de dólares para la Ayuda Humanitaria en la nación norasiática y la misma cantidad para un fondo destinado a los litigios en curso de las víctimas de los atentados de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001.
La decisión provocó un sinnúmero de reacciones en todas partes del mundo, sobre todo en el territorio afectado.
Un grupo de mujeres afganas se reunió este lunes cerca de la oficina de las Naciones Unidas en Kabul e instó a la corte de norteamericana a rechazar cualquier decisión sobre el dinero afgano retenido.
Al mismo tiempo, varios profesores de la Universidad Shaikh Zayed en la provincia de Khost lanzaron hoy una declaración en reacción a la decisión de Biden, calificándola de injusta y arbitraria.
También residentes de la provincia de Bamyan salieron a las calles para pedir la liberación de los activos del Banco Central de Afganistán que se encuentran en Estados Unidos y en otros países.
Expertos económicos consideran que la moneda afgana perderá valor drásticamente si los fondos congelados se gastan para cualquier fin y no se devuelven a su legítimo dueño.
acl/lvp