Su paisaje, diferente a cada paso, está marcado por el monte Ras Dejen y la depresión de Afar. La elevación, conocida igualmente como Ras Dashan, con cuatro mil 533 metros y siempre nevada pese a la proximidad al Ecuador, deviene el punto más alto del país y el décimo del continente.
La segunda, llamada asimismo Triángulo de Afar y originada en el Gran Valle del Rift, donde las placas tectónicas africana y arábiga se hallan en un proceso de separación y ubicada a 125 metros bajo el nivel del mar, es la más profunda de la nación.
Dentro de tal diversidad está el desierto de Danakil, uno de los lugares más remotos e inhóspitos del mundo; hermoso e impresionante también, se extiende por buena parte de Djibouti y el sur de Eritrea —otrora jurisdicción etíope— hasta cerca del mar Rojo.
Presentado así, sin más detalles, podría pensarse que recién comienza a hablarse de él. Pero ya antes de finalizar el siglo XX vivió su momento más célebre, toda vez que los paleontólogos lo incluyeron en la zona de la entonces considerada cuna de la humanidad.
En Hadar, relativamente cerca del desierto, fue encontrado en 1974 el fósil de Lucy, australopiteco de unos 3,2 millones de años y el más famoso de otros muchos hallazgos en la región que simultáneamente responden y generan interrogantes acerca de la evolución del hombre.
Danakil, considerado el sitio habitado más cálido del planeta, posee diversas formaciones de sal y azufre, y varios volcanes activos. Casi sin precipitaciones y con tormentas de arena a diario, sus temperaturas medias superan los 34 grados Celsius y pueden llegar a los 60 en el verano.
Uno de los lugares atrayentes, no el único, es el volcán Erta Ale, el de mayor actividad del país, con uno o dos lagos de lava en la cima, y en erupción al menos desde 1967, según expertos, aunque algunas investigaciones aseguran que sus explosiones comenzaron en 1906.
El volcán Dallol, atestado de manantiales ardientes que laten desde las entrañas de la tierra, luce vistosas gamas de colores, cuya imagen se compara usualmente con las del planeta Marte y es objeto de pesquisas a fin de determinar los límites de las diversas formas que la vida asume.
En apariencia, resulta imposible habitar esos parajes. Sin embargo, allí donde encontraron huellas supuestamente pertenecientes a individuos de la especie Homo erectus, hay flora y fauna variada, y viven decenas de miles de personas de la tribu afar, en su mayoría consagradas al comercio de sal y a labores de pastoreo.
Conocidos por la hostilidad hacia los visitantes, matar para ser considerados hombres, recaudar como trofeo los testículos de sus enemigos y el miedo a los espíritus malignos que, según ellos, recorren a caballo el Erta Ale, los miembros de dicha comunidad permanecen en ese agreste escenario que fascina e intriga.
(Tomado de Orbe)