Durante la conversación telefónica, Kishida reiteró la felicitación al mandatario surcoreano por el reciente triunfo en los comicios presidenciales de su país.
El jefe de gobierno nipón destacó que la relación sólida entre Japón y Corea del Sur es indispensable para la realización de un orden internacional basado en reglas, así como para la paz, la estabilidad y la prosperidad regional.
El desarrollo de los vínculos bilaterales debe partir de la amistad y la cooperación construida desde la normalización en 1965, recalcó Kishida.
Por otro lado, Yoon Suk-yeol expresó la disposición de su gobierno de cooperar con Tokio pues le concede “gran importancia” a las relaciones entre ambos países.
Además, transmitió su simpatía a propósito del aniversario del terremoto y tsunami que en 2011 azotaron el este de Japón.
Sin embargo, la tensión política entre Seúl y Tokio tiene su raíz histórica en la colonización nipona de la península coreana desde 1910 hasta 1945.
Los gobiernos surcoreanos, sobre todo los nacionalistas o progresistas, han insistido en el resarcimiento para las víctimas de esa etapa colonial que incluyen a las mujeres prostituidas y a los casi ocho millones de sus ciudadanos sometidos a trabajos forzosos.
La víspera, Yoon Suk-yeol, de corte conservador, declaró a la prensa que será necesario investigar la verdad del pasado y ponerse de acuerdo sobre los problemas a resolver.
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