La criminalidad de esa organización en los territorios que ocupó produjo perjuicios por valor de 460,7 millones de birr (casi nueve millones de dólares), aseguró el titular del ministerio de Cultura y Deporte, Kejela Merdassa.
Museos, monumentos, infraestructuras, oficinas gubernamentales, centros para jóvenes, equipamientos deportivos y otras instalaciones fueron destruidas por el TPLF, comentó Merdassa en un encuentro acerca del impacto de la guerra en esos sectores.
Aclaró, asimismo, que las destrucciones “fueron producto de sabotajes del grupo dirigidos a los establecimientos, no de enfrentamientos armados contra las Fuerzas de Defensa Nacional y las milicias de esos estados, como aseguraron algunas informaciones”.
Entre los diferentes activos dañados, explicó, está el moderno estadio Sheikh Alamudin, recientemente terminado en la ciudad de Woldia, en la zona norte de Wollo, en la región de Amhara.
Durante la reunión, el Ministerio anunció que pronto iniciará un programa de reconstrucción y rehabilitación a corto, mediano y largo plazo de las áreas dañadas, con la participación del gobierno federal y las entidades regionales. Luego del ataque del Frente al Ejército Federal en noviembre de 2020, comenzó la conflagración armada en el norte etíope, extendida a mediados de 2021 a las regiones de Afar y Amhara después de un alto al fuego del gobierno.
Según informes oficiales, durante la ocupación, además de asestar golpes a las infraestructuras económicas y sociales, la organización causó el desplazamiento de un millón 800 mil personas y hundió en la inseguridad alimentaria a ocho millones 300 mil ciudadanos aproximadamente.
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