La publicación señaló que Washington y sus apoderados en Europa están trasladando arsenales al territorio ucraniano en medio del conflicto con Rusia, “pero nadie tiene idea de dónde acabarán esas armas” y algunas alcanzarán inevitablemente a quienes ahora las entregan.
Recordó que el Gobierno de Barack Obama-Joe Biden (2009-2017) potenció las redes terroristas en su guerra en Siria en su empeño por derrocar al presidente Bashar Al Assad.
Estados Unidos introdujo una enorme cantidad de armas en Siria que no fueron a parar a los «rebeldes moderados» que la propaganda de Washington encumbró, sino a las manos de los yihadistas, acotó el material.
Apenas un mes después del ataque al consulado estadounidense en Bengasi, Libia, (2012), el diario The New York Times informó de que «los yihadistas islámicos de línea dura», incluidos los grupos «con vínculos o afiliaciones con Al Qaeda», recibieron «la mayor parte de las armas enviadas a la oposición siria».
En una repetición de esa «estrategia», Estados Unidos está enviando una enorme cantidad de armas y mercenarios a Ucrania, alertó Moon of Alabama.
Lo más preocupante a largo plazo es la gran cantidad de armas pequeñas enviadas que “caben en el maletero de un carro y pueden ser fácilmente introducidas de contrabando a través de las fronteras”, advirtió.
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El articulista enfatizó que la ideología de derechas que se alimenta en Ucrania se convertirá en un peligro principalmente para los países europeos, pero también más allá.
En ese sentido algunos expertos han encendido alarmas de que que la Agencia Central de Inteligencia está creando una nueva Al Qaeda, esta vez como una milicia de derecha supremacista blanca y que una parte son mercenarios reclutados por empresas de «seguridad» occidentales. Estas milicias utilizarán todas las armas «pequeñas» que los países de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) están entregando ahora a Ucrania para atacar a las tropas rusas y a sus partidarios, puntualizó.
Los grupos fascistas en Ucrania no son un invento de la propaganda rusa o simplemente «nacionalista», pues ya en 2018 incluso los lobistas de la OTAN en el Consejo Atlántico los calificaron de peligrosa amenaza.
Desde principios de ese año el grupo neonazi C14 y otros afines atacaron en varias ocasiones a gitanos, así como a manifestaciones antifascistas, exposiciones de arte, eventos LGBT y activistas medioambientales.
Pero solo en unos pocos casos la Policía hizo algo para impedir los ataques incluso llegó a detener a manifestantes pacíficos en lugar de a los propios autores delos hechos violentos, concluyó.
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