El secretario en jefe del Gabinete, Hirokazu Matsuno, declaró públicamente que la solicitud de Kishida tuvo lugar a finales del mes pasado, cuando ambos mandatarios se reunieron en Tokio.
El también portavoz oficial, mencionó que su gobierno estaba decepcionado por la permanencia de la estatua en la capital alemana, reseñó la agencia Kyodo News.
La controversial escultura es un homenaje a las más de 200 mil mujeres (en su mayoría coreanas) que fueron víctimas de la esclavitud sexual en los cuarteles de los militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
La organización no gubernamental Korea Verband, artífice del monumento, recibió un aviso para su demolición de parte de las autoridades locales del distrito Mitte, en octubre de 2020, pero un tribunal de Berlín suspendió temporalmente la medida.
Las “mujeres de solaz” o “mujeres de consuelo” centran las tensiones políticas entre Japón y Corea del Sur, cuyo diferendo histórico parte de la colonización nipona desde 1910 hasta 1945.
Aunque en 2015, las partes acordaron finalizar la querella, los gobiernos de Seúl, sobre todo los de corte nacionalista, insisten en el resarcimiento histórico para las víctimas de esa etapa colonial que incluyen a las mujeres prostituidas y a los casi ocho millones de sus ciudadanos sometidos a trabajos forzosos.
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