T odas las agresiones contra personas inocentes y la destrucción de sus medios de subsistencia, por parte de fuerzas ilegales e irregulares, son inaceptables, comentó Ahmed en la red social Twitter.
“Hay tolerancia cero para los actos horribles que se cobraron vidas recientemente en las regiones de Benishangul y Oromía por parte de elementos cuyo principal objetivo es aterrorizar a las comunidades”, subrayó.
Restaurar la paz y la seguridad en las comunidades afectadas sigue siendo nuestra principal prioridad, señaló el primer ministro, que de esa manera reaccionó a la violencia desatada el último fin de semana en esas dos regiones.
Hasta ahora, el saldo de damnificados y perjuicios materiales es impreciso. Fuentes de Oromía, sin embargo, reportaron más de 200 muertos únicamente en ese territorio, en tanto las autoridades federales iniciaron la investigación de los hechos, junto con las administraciones regionales.
Tampoco hay confirmación oficial acerca de qué organización realizó el ataque y si tiene un móvil étnico, aunque según una información de Al Jazeera, algunos testigos culpan “al Ejército de Liberación de Oromo (OLA) de uno de los ataques más mortíferos de los últimos tiempos”.
Desde el pasado año, el OLA es formalmente un aliado del Frente de Liberación Popular de Tigray, organización que atacó al Comando Norte del Ejército Federal en noviembre de 2020 y contra la cual el gobierno sostiene un enfrentamiento armado.
En medio de esa guerra en el norte etíope, donde suman miles los fallecidos y millones los desplazados, los contendientes cruzan continuas acusaciones de ejecuciones extrajudiciales y matanzas, entre otros actos violatorios de los derechos humanos.
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