Uno de los ejemplos más sobresalientes fue el de Australia, tras el anuncio de su ministra de Medio Ambiente y Agua, Tanya Plibersek, de que esa nación invertirá en la próxima década una cifra de mil 100 millones de euros en la conservación de la Gran Barrera de Coral, actualmente amenazada por el calentamiento global.
En referencia a la preservación de los recursos marinos, señaló que necesario actuar con seriedad, en colaboración y de inmediato, al tiempo que reconoció cómo en su país los ambientes costeros están cada vez más estresados.
La representante de Chile, por su parte, abogó en favor de la colaboración internacional en pos de establecer estrategias efectivas.
Los desafíos de la conservación de los océanos no se pueden resolver con iniciativas individuales, expresó la viceministra de Relaciones Exteriores de la nación latinoamericana, Ximena Fuentes.
Rusia, en la voz de su enviado especial y consejero del Kremlin, Ruslan Edelgeriyev, aseveró que el gigante euroasiático desarrolla nuevos mecanismos para asegurar la financiación de la llamada economía azul.
Además de estos territorios, diversas entidades propugnaron por la búsqueda de iniciativas para revertir los daños sufridos por los hábitats oceánicos.
Tal es el caso del Fondo Mundial para la Naturaleza, cuyo líder, Marco Lambertini, instó a tomar medidas que incluyan una nueva gobernanza de alta mar, corredores de migración seguros de especies marinas, y el fin de la financiación de la sobrepesca.
Asimismo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) anunció el lanzamiento del programa Ocean Promise, con el cual aspiran a dar impulsos al crecimiento económico, paliar la pobreza, generar empleo, mejorar la seguridad alimentaria y la igualdad de género.
La administradora asociada del PNUD, Usha Rao-Monari, explicó que la iniciativa brindará ayuda a 100 países costeros, donde se incluyen los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.
La II Conferencia de los Océanos de la ONU sesionará hasta el próximo 1 de julio.
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