Según informes, Sudán capturó un área en esa región tras perpetrar un ataque con artillería pesada que incluyó ofensiva aérea, en respuesta a la supuesta ejecución el pasado domingo de siete soldados sudaneses, más un civil, por parte de fuerzas etíopes.
Abdel-Fattah Burhan, jefe del gobernante Consejo Soberano sudanés, visitó el lugar ubicado en el este de esa nación el lunes, horas después de una declaración oficial en la cual Jartum calificó el presunto asesinato de acto cobarde y anunció represalias.
La comunicación señaló que los soldados etíopes exhibieron los cadáveres, aunque no explicó por qué hubo un civil entre las víctimas, y el ministerio de Relaciones Exteriores, en otro comunicado, aseguró que a los ocho los mantuvieron cautivos en Sudán, antes de trasladarlos a Etiopía.
Asimismo, la cancillería anunció la retirada del embajador sudanés en Addis Abeba, convocó al representante etíope en el país para tratar el asunto y avisó acerca de la determinación gubernamental de remitir una queja a la Organización de Naciones Unidas.
Etiopía negó la acusación y alegó que resultó un trágico incidente con combatientes locales, debido al cruce deliberado e irresponsable de la frontera que realizaron los militares sudaneses, con apoyo de integrantes del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF).
Esperamos que el gobierno de Sudán se abstenga de cualquier escalada del incidente y adopte medidas para controlar la situación, manifestó el ministerio de Relaciones Exteriores en una comunicación.
Por su parte, el primer ministro, Abiy Ahmed, instó a las autoridades del país vecino a emplear mecanismos pacíficos para resolver esa situación y todos los asuntos bilaterales, sin ceder a presiones externas y con el propósito de proteger sus históricas relaciones.
Hay muchos problemas, pero debemos intensificar las gestiones y fortalecer la cooperación para enfrentarlos pacíficamente, declaró vía Twitter, con un mensaje que fue escrito en idioma árabe y destaca la histórica hermandad de los etíopes con los sudaneses.
La Comisión de la Unión Africana (UA) y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo de África Oriental (IGAD) reaccionaron inmediatamente ante lo que muchos analistas consideran una señal del deterioro de los lazos entre ambos estados.
Moussa Faki Mahamat, presidente del organismo de la UA, llamó a “abstenerse por completo de cualquier acción militar, sea cual sea su origen” y exhortó a promover un diálogo “para resolver cualquier disputa entre los países hermanos”.
En tanto, Workneh Gebeyehu, secretario ejecutivo de la IGAD (siglas en inglés), expresó su “profunda preocupación por la reciente escalada fronteriza entre Etiopía y Sudán”, además de solicitarle a Abiy Ahmed y Abdel-Fattah Burhan que “ejerzan la máxima moderación” para superar las actuales circunstancias.
Durante muchos años, Al-Fashaqa es una zona donde los agricultores etíopes logran grandes cosechas, aunque Sudán siempre la reclama como parte oficial de su jurisdicción, y con frecuencia es sede de irregularidades y causa de tensiones entre los dos países.
Cuando estalló la guerra entre Etiopía y el TPLF (siglas en inglés) en noviembre de 2020, hubo despliegue de tropas sudanesas en esa zona y ello agudizó la tensión que creó la disputa entre ambos países y Egipto por la construcción y explotación de la Gran Presa del Renacimiento Etíope.
Desde entonces, la situación allí es más inestable. No obstante, aunque no está definido el estatus del área, ni hay avances hacia la solución del desacuerdo, las relaciones bilaterales son sólidas, según las declaraciones realizadas hasta ahora por los dos gobiernos.
acl/raj