Durante el breve encuentro, el visitante transmitió las condolencias enviadas por el presidente Yoon Suk-yeol, a propósito de la muerte del ex primer ministro Shinzo Abe, reseñó Kishida en conferencia de prensa.
Poco antes del encuentro con el primer ministro, el jefe de la diplomacia surcoreana intercambió con un grupo de parlamentarios japoneses y manifestó su voluntad de respetar el acuerdo de 2015, relativo a la búsqueda de una “solución final e irreversible” al tema de las mujeres de solaz.
Según los historiadores, hubo alrededor de 200 mil mujeres (en su mayoría coreanas) que fueron esclavas sexuales en los cuarteles de los militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Los gobiernos de Seúl, sobre todo los de corte nacionalista, han insistido en el resarcimiento para las víctimas de la etapa colonial (1910-1945) que incluyen a las mujeres prostituidas y a los casi ocho millones de sus ciudadanos sometidos a trabajos forzosos.
La justicia del país peninsular falló en 2018 a favor de los trabajadores explotados y dictaminó su compensación por parte de las compañías japonesas Nippon Steel y Mitsubishi Heavy Industries.
Ante la negativa de las firmas mencionadas a cumplir la orden, un tribunal de Corea del Sur ordenó la confiscación de los activos de las empresas, la cual podría concretarse entre agosto y septiembre próximos.
Al respecto, Park comunicó a su homólogo, Yoshimasa Hayashi, que el gobierno surcoreano se esforzará por alcanzar una solución deseable antes de que se cobren las demandas.
El secretario en jefe del Gabinete, Hirokazu Matsuno, advirtió públicamente que la liquidación de los activos incautados a las empresas niponas provocaría una situación grave para las relaciones bilaterales.
Japón alega que todos los asuntos de este tipo fueron resueltos bajo un pacto en 1965, destinado a normalizar los vínculos entre las dos naciones.
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