El lago Mead, en Nevada y Arizona, y el lago Powell, en Utah y Arizona, se encuentran actualmente en sus niveles más bajos por lo que el agua ya no puede fluir río abajo y alimentar las centrales hidroeléctricas, notificó el comunicado.
Las condiciones en el oeste de Estados Unidos, que estamos viendo alrededor de la cuenca del río Colorado, han sido tan secas durante más de 20 años que ya no hablamos de una sequía sino de aridificación, dijo Lis Mullin Bernhardt, experta en ecosistemas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Decenas de millones de personas en Nevada, Arizona, California, Wyoming, Colorado, Nuevo México y México dependen de los lagos afectados, que además de proveer de agua y electricidad sustentan la agricultura de la zona.
“Si bien regular y administrar el suministro y la demanda del líquido vital son esenciales tanto a corto como a largo plazo, el cambio climático está en el centro de este problema”, dijo Maria Morgado, Oficial de Ecosistemas del Pnuma en América del Norte.
El reporte apuntó que los aumentos en la demanda de agua debido al incremento de la población y del riego para la agricultura se agravan por los impactos del calentamiento global, como la reducción de las precipitaciones y el aumento de la temperatura.
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