El costo de los comestibles, por ejemplo, aumentó a una tasa anual del 10,9 por ciento, el aumento más rápido desde 1979, según muestran las cifras del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de julio.
En esa misma línea, se incrementaron los valores de alojamiento, atención médica, vehículos nuevos, seguros de automóviles y recreación.
Los precios al consumidor el mes pasado subieron un 8,5 por ciento respecto al mismo mes del año anterior, por debajo de lo que esperaban los economistas y menor al 9,1 por ciento de julio, abundó la información.
A esto contribuyó el abaratamiento de la gasolina con una caída de un promedio de cinco dólares por galón en junio, a cuatro dólares en la actualidad, acorde con el reporte.
La inflación subyacente, que excluye las cifras volátiles de alimentos y gas, aumentó un 5,9 por ciento anual, la misma tasa que en junio y ligeramente inferior a las previsiones de los analistas.
«En general, los precios siguen siendo incómodamente altos. Junto con la fortaleza en el crecimiento del empleo y los salarios, los datos respaldan el caso de otro aumento agresivo de las tasas en septiembre», dijo en un informe la economista jefa para Estados Unidos de High Frequency Economics, Rubeela Farooqi.
Según analistas, los mercados financieros apuestan a que el Sistema de Reserva Federal aumentará las tasas este año, a un rango de 3,5 a 3,75 por ciento con el objetivo de enfriar la inflación para evitar una recesión.
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