En uno de sus últimos discursos públicos antes de entregar el cargo el martes próximo al ganador de las elecciones internas entre la canciller Liz Truss y el exministro de Hacienda Rishi Sunak, Johnson afirmó que sería una “locura” no seguir adelante con el proyecto de la central de Sizewell C, en Suffolk.
Al respecto, aseveró que si la planta, cuya construcción está detenida, estuviera en operaciones, el país se habría ahorrado tres mil 400 millones de dólares en combustibles fósiles.
Según el dimitente primer ministro la suma anunciada este jueves forma parte de una partida financiera de 1,7 millones de libras (casi dos mil millones de dólares) que tiene el Gobierno para impulsar el desarrollo de la energía nuclear.
Agregó que Sizewell C creará decenas de miles de puestos de trabajo, permitirá suministrar electricidad a seis millones de hogares, y ayudará a cubrir las necesidades energéticas actuales y futuras.
El tono optimista de Johnson contrasta con las preocupaciones que tienen la mayoría de los británicos por el incremento del 80 por ciento de la tarifa de electricidad y gas a partir de octubre, una inflación récord del 10,1 por ciento y un costo de la vida cada día más elevado.
El científico principal de la organización ecologista Greenpeace UK, Doug Parr, afirmó, por ejemplo, que los 700 millones de libras anunciados por el gobernante se podrían usar para garantizar el aislamiento térmico de un gran número de hogares más ventilados, y reducir el monto de la factura energética.
Para poner en marcha a Sizewell, el Gobierno tendría que añadir a los gastos enormes de construir los reactores, los costos exorbitantes que los consumidores ya están pagando por la electricidad, aseveró.
Apuntó Parr además que el anuncio de Johnson demuestra que al parecer las autoridades no han notado que el mercado y los inversionistas están abandonando el sector nuclear, por otras fuentes renovables de energía más eficientes.
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