Así, mientras regiones del suroeste y el centro del país recibieron alrededor de 100 a 150 por ciento más de lluvia que sus cantidades promedio a largo plazo debido a una temporada de monzones activa, en la parte más occidental, especialmente en California, los habitantes sufren una gigantesca sequía.
Una característica sorprendente en los mapas meteorológicos de este verano es la proximidad relativamente cercana de los fenómenos de calor extremo a otros de lluvia extrema, así como la cantidad de estos, dijo el funcionario de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, Greg Carbin, al rotativo The New York Times.
Según el experto, en condiciones normales se esperaría la ocurrencia de uno u otro evento, en vez de los dos de manera simultánea.
Las intensas precipitaciones acontecidas más hacia el centro y el este del país acarrearon igualmente graves inundaciones que perjudicaron a las comunidades, dañaron la infraestructura y provocaron rescates de emergencia.
En el este de Kentucky, 38 personas murieron en julio, y al menos una falleció en las riadas que tuvieron lugar en Dallas durante el mes pasado.
En contraste, la falta de precipitaciones de verano afecta gravemente al noreste.
Boston, añadió la fuente noticiosa, experimentó su cuarto julio más seco registrado, y estas mismas condiciones se extendieron entre Nueva Jersey y la costa de Maine.
Gran parte de las Planicies Central y Meridional también experimentó lluvias limitadas y temperaturas muy por encima de lo normal, gracias a lo cual la sequía se expandió e intensificó, sostuvo.
A partir del 30 de agosto, ahondó, alrededor del 65 por ciento del país estaba experimentando condiciones entre anormalmente secas y excepcionales.
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