El secretario en jefe del Gabinete, Hirokazu Matsuno, dijo en conferencia de prensa que el traslado de la base desde su actual ubicación en la superpoblada ciudad de Ginowan hasta el área costera de Henoko, es la única solución para aliviar la carga de Okinawa.
Asimismo, recalcó que la administración de Fumio Kishida no cederá en la ejecución del plan de reubicación de Futenma, importante como parte de la infraestructura “disuasoria” bajo la alianza de seguridad entre Japón y Estados Unidos.
Las declaraciones del también vocero oficial ocurrieron un día después de la reelección del gobernador de Okinawa, Denny Tamaki, quien prometió en su campaña electoral detener la construcción de la nueva instalación estadounidense.
Tras medio siglo de recuperar su soberanía, la sureña prefectura alberga alrededor del 70 por ciento de todas las bases militares norteamericanas en Japón, una proporción considerada irrazonable por la mayoría de la población local.
Una encuesta de la agencia Kyodo reveló en abril pasado que el 67 por ciento de los okinawenses rechaza el plan de reubicación y de ellos más de la mitad pide el cierre de Futenma.
El medio de prensa publicó ese mismo mes que muchos residentes están frustrados por el ruido, los delitos y los accidentes relacionados con la fuerte presencia militar extranjera en este territorio nipón.
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