Después de 10 días de diálogo en Sudáfrica, las autoridades federales y el TPLF (siglas en inglés) rubricaron un pacto, con 12 artículos, que debe marcar el camino hacia el desenlace pacífico de una guerra iniciada en noviembre de 2020.
Con la firma de este convenio para silenciar las armas y poner fin al conflicto armado, el pueblo etíope tiene la oportunidad de establecer una paz duradera, afirmó el secretario ejecutivo del organismo, Workneh Gebeyehu, en un comunicado divulgado aquí.
Gebeyehu, además, alentó al gobierno y a la dirección del Frente a cumplir sus compromisos en la implementación del acuerdo, y consideró que el éxito de la negociación fue posible porque los equipos negociadores condujeron el debate de manera responsable.
Según señaló, la Autoridad “ha pedido constantemente una solución política al conflicto y desempeñó un papel activo en el proceso de conciliación y la diplomacia secundaria, a través de la Asamblea de jefes de Estado y Gobierno de la IGAD”.
También elogió “el liderazgo y compromiso del primer ministro Abiy Ahmed y su gobierno, para encontrar una solución pacífica al conflicto por medio de los encuentros en Pretoria, y convenir el cese de las hostilidades”.
Destacó, asimismo, las gestiones mediadoras del presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, los expresidentes de Nigeria y Kenya, Olesugun Obasanjo y Uhuru Kenyatta, respectivamente, y la exvicepresidenta sudafricana, Phumzile Mambo-Ngcuks.
Mañana 4 de noviembre cumplirá dos años el estallido del enfrentamiento entre el ejército federal y el TPLF en Tigray, extendido después a los estados regionales de Afar y Amhara.
En varias oportunidades, el gobierno acusó al grupo de obstaculizar sus esfuerzos para finalizar la conflagración y no había señales de que pudiera resolverse pacíficamente, pero el pacto rubricado en Sudáfrica es una oportunidad para la reconciliación y la paz.
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