Así lo declaró el Servicio de Comunicación Gubernamental con un mensaje en el cual destaca que el cumplimiento de todos los términos debatidos y pactados certificará el restablecimiento sostenible del orden constitucional y la paz en el norte del país.
De acuerdo con el texto, una de las más importantes gestiones oficiales está orientada a “brindar asistencia humanitaria a la mayor parte de Tigray, que permanece bajo el mando de las Fuerzas de Defensa Nacional”.
En varias áreas están en proceso de rehabilitación algunos servicios básicos y en otras comienza a crearse un contexto propicio para reparar daños a infraestructuras causados por los rebeldes, agrega.
Junto a estos y otros esfuerzos, explica, los comandantes del ejército federal y la organización tigriña debatieron los planes para el desarme de los combatientes del TPLF (siglas en inglés).
Las discusiones, señala, culminaron con un acuerdo para reintegrar a la vida civil a todos los integrantes del grupo y otro para la entrada de las tropas nacionales a Mekele, la ciudad capital del estado.
Asimismo, insta a “las partes involucradas en la implementación del plan” a cumplir “con sus obligaciones en virtud del acuerdo”.
El 4 de noviembre de 2020 estalló la guerra entre el ejército federal y el Frente en el septentrional estado de Tigray, extendida después a varias zonas de las regiones de Afar y Amhara, donde los perjuicios también son catastróficos.
Tras 10 días de diálogo en Pretoria, Sudáfrica, el 2 de noviembre último, el gobierno y la organización acordaron emprender acciones para pacificar ese territorio e intensificar la asistencia humanitaria.
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